Catalunya: un crecimiento mal repartido

El aforismo que sostiene es no es lo mismo calidad que cantidad también debe aplicarse en la economía. A veces, un buen dato no lo es tanto si se observa en todo su contexto. Ocurre, por ejemplo, con las cifras de crecimiento económico: que suba el producto interior bruto (PIB) de un lugar no quiere decir que todos los ciudadanos de dicho lugar se beneficien de la mejora. Un estudio de la Cambra de Comerç pone el acento en este punto para advertir de los problemas de la economía catalana.

Que Catalunya siga creciendo por encima de los países de su entorno y mantenga el primer puesto en la economía española (19,1% del total del PIB) es un dato a celebrar, sin duda alguna. Pero el informe de la Cambra alerta de que todo ese crecimiento "no se ha traducido suficientemente en una mejora del bienestar de las personas". Y lo argumenta con hechos como que el PIB per cápita catalán creció por debajo de la media europea o que la renta familiar bruta disponible por habitante se encuentra estancada en niveles de hace casi 20 años. Que la economía de Catalunya suba y sus ciudadanos apenas lo noten refleja las carencias del modelo económico actual. La solución pasaría por que hubiera menos volatilidad en la creación y destrucción de empleo (esto es, empleos más estables) y que las empresas invirtieran de forma sostenida en capital humano y tecnológico. La riqueza también se mide en justicia social.