El 'caso De Gispert'

Del porcino catalán

¿Qué diablos le pasa a la expresidenta del Parlament? A Inés Arrimadas la tiene entre ceja y ceja; la ha llamado de todo: choni, inepta e ignorante, y en su momento la exhortó a volverse a Cádiz cantando bajito

Núria de Gispert, en una imagen de archivo.

Núria de Gispert, en una imagen de archivo. / periodico

Olga Merino

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Del cerdo se aprovecha todo, desde las orejas hasta los pies, y por eso este país, con un sentido práctico muy arraigado en la sangre, ha desarrollado una panoplia tan extensa de embutidos porcinos: el fuet, la 'llonganissa' y el 'espetec', la 'somalla', el 'bull', el 'bisbe negre' y la 'botifarra del perol'. Tal vez por ello, porque solo faltaba otro boicot a las manufacturas hechas en casa, la Associació Catalana de Productes del Porcí (Porcat) se ha apresurado a desmarcarse del montaje que, usando el logo del consorcio, calificaba de “cerdos” a diversos políticos del PP y Cs.

Y en estas, a Núria de Gispert, con su probada incontinencia digital, no se le ocurrió otra cosa que retuitear el mensaje. Aunque luego lo borró, ¿qué diablos le pasa a la expresidenta del Parlament? A Inés Arrimadas la tiene entre ceja y ceja; la ha llamado de todo: choni, inepta e ignorante, y en su momento la exhortó a volverse a Cádiz cantando bajito. Con anterioridad, la empresa malagueña Pig Demont ('pig' en inglés significa cerdo) había hecho otro chiste tontorrón con la caricatura del de Waterloo adornado con facciones porcinas, pero, en este caso, el genio de la boutade ni había presidido la segunda institución de Catalunya ni había recibido la Creu de Sant Jordi.

Ciertos días, una desearía haber nacido más al norte, tener pasaporte sueco o inglés, de antes del brexit, y poder presumir de otra casta política, con estadistas de la talla de Churchill, tan socorrido a la hora de trufar una cita. A sus oponentes políticos no los consideraba enemigos, sino gente respetable que estaba equivocada, y en la dialéctica parlamentaria derrochaba ironía, sentido del humor y juegos de palabras. Sir Winston Churchill habría sido un buen tuitero. Un diputado le llamó “dirty dog” (perro sucio), a lo que el premier del habano replicó sonriendo: ¿Puedo recordarle a su señoría lo que hacen los perros, sucios o no, en los vallados?”. A Clement Atlee le llamó “un hombre modesto con muchos motivos para serlo”. Otro nivel. Como dice el dicho catalán, 'de porc i de senyor se n’ha de ser de mena', y parece que de señorío en la política ya no queda ni rastro.