ANÁLISIS

'This is Messi'

Aquello será Anfield y esto no será un templo, pero aquí juega el número uno

Messi celebra el tercer gol del Barça ante el Liverpool.

Messi celebra el tercer gol del Barça ante el Liverpool. / periodico

Albert Guasch

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Cuesta recordar otro equipo que exigiera tanto al Barça. Bastó ver la imagen de Luis Suárez y Leo Messi, al filo del descanso, apoyando sus cuerpos jadeantes sobre sus rodillas, tratando de recuperar el resuello. O al mismo Messi Piqué estirados por el césped a la conclusión del partido. Los artistas azulgranas se reconvirtieron en gladiadores. El juego de toque habitual se transformó en un carrusel de carreras furiosas hacia la portería de Alisson. Todos parecieron Arturo Vidal, el trombón en compañía de violinistas, según la ocurrente definición que aportó Michael Robinson en una entrevista con este diario. Los apriorismos no se cumplieron. El Barça se autorizó a ceder la posesión y buscar los espacios mientras que el Liverpool se afanó en apropiarse del balón y enclaustrar al equipo local en su propio templo. El fútbol al revés. Un fútbol glorioso.

Klopp nos llevó a todos al engaño al dosificar a Firmino y muscular el centro del campo. Alineación mentirosa. El Liverpool actuó como un auténtico gigante en el Camp Nou, confiado en sus posibilidades, valeroso y nada intimidado. Impuso a los jugadores azulgranas a un constante sobreesfuerzo desde el primer minuto, a estirar la pierna, a alargar el cuello, a forzar los pulmones. Salah constató que no es un producto estacional, cosa de un año, sino un futbolista mayúsculo para marcar época.

Es el Liverpool un club privado de éxitos. Su prestigio no se corresponde con su vitrina. Lejos quedan los victoriosos años 80. Klopp ahora está armando una manada temible, pero ayer se topó con un Barça que no se dejó atropellar. Empezó sufriendo, siguió sufriendo y aún sufrió un rato más. Y cuando la asfixia parecía ya insoportable, el de siempre, el rosarino prodigioso apareció en el área como una exhalación en el 2-0 y luego congeló la sonrisa de Klopp con una falta monumental. Comprensible su frustración. Aquello será Anfield y esto no será un templo, pero aquí juega el número uno. 'This is Messi'. Así las gasta. En días banales o en días trascendentales. Convendría ir encargando la placa.