Dos miradas

La conversión de Casado

Si los amigos de hace dos días ahora son la ultraderecha, quizá el PP podría liberarse ahora de la misión de perseguir a dos millones de catalanes

Casado admite el error de centrar sus ataques en Sánchez y no responder a Cs y Vox

Para Casado se ha constatado que es "falso" que en España haya tres derechas, sino que solo hay un partido de centro derecha que es el PP, frente a otro de "extrema derecha" que es Vox. / periodico

Emma Riverola

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Nuestro Pablo particular, el de derechas, ha sufrido una mutación similar a la del santo homónimo. Si el fariseo Pablo de Tarso, en plena misión de persecución de cristianos, se cayó del caballo y descubrió su verdadera fe, Casado también ha visto la luz. El batacazo monumental sufrido en las elecciones le ha llevado a descubrir que, ¡oh sorpresa!, Vox es la ultraderecha. Alegrémonos. El entendimiento le llega a cada uno cuando le llega. Quedará para la historia de España y de Europa que el PP firmó un pacto de investidura con la ultraderecha sin despeinarse. Ya se sabe, cosas de romanos. 

¿Se quedará aquí la conversión? ¿Hasta qué punto la luz de la centralidad habrá permeado en el PP? Parece inverosímil, pero ante tan rotunda e inmediata mutación (al de Tarso, el proceso le llevó tres días sin ver, comer ni beber), quizá estamos ante un nuevo PP capaz de abordar el tema territorial con responsabilidad y no solo como un instrumento para crispar a la mitad de España y arrojarla contra la otra mitad. No debería ser tan difícil. Si los amigos de hace dos días ahora son la ultraderecha, quizá el PP podría liberarse ahora de la misión de perseguir a dos millones de catalanes. Incluso, podría ser capaz de sentarse a una mesa con el resto de fuerzas políticas y reflexionar sobre cómo podría organizarse España para que todos sus ciudadanos se sintieran acogidos. Quién sabe. Ahora ya sabemos que las conversiones súbitas existen.