EL 28-A EN CATALUNYA

Gana 'l'Esquerra'

Oriol Junqueras, en el Tribunal Supremo.

Oriol Junqueras, en el Tribunal Supremo. / periodico

Roger Palà

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La histórica victoria de ERC en Catalunya en las elecciones generales del 28-A tiene tres lecturas: una en clave interna del independentismo, otra en clave de partido, y una tercera en clave de izquierdas. En cuanto a la lectura en el campo 'indepe', la victoria de los republicanos supone un aval social amplio a la estrategia pragmática de Oriol Junqueras. ERC se ha distanciado de la vía más unilateral del independentismo con un programa que prioriza hacer crecer la base del soberanismo para alcanzar una mayoría amplia y forzar al Estado a negociar un referéndum. El electorado independentista ha premiado esta opción por delante de las contradicciones de Junts per Catalunya o la apuesta por la vía desobediente del Front Republicà, que no logra representación.

En clave de partido, la ERC que gana es una izquierda amplia, que no se conforma con ser solo un referente independentista, sino que tiene aspiraciones más allá de su territorio de confort. Del mismo modo que la ERC de los años treinta no era solo la de Estat Català y la de Macià, la ERC de Junqueras tampoco tiene la independencia como única divisa. ERC ganó en el 31 porque supo articular una confluencia que unía sensibilidades diversas del catalanismo, el republicanismo y el obrerismo: desde Lluís Companys -abogado con buenas relaciones con la CNT- hasta los ideólogos del Grup de l'Opinió de Joan Lluhí i Vallescà, de tendencia federalista y socializante. Aquella ERC de los años treinta era conocida simplemente como 'l'Esquerra'. El 28-A también ganó 'l'Esquerra': una nueva ERC que aspira a religar el independentismo histórico de los años setenta y ochenta con los sectores catalanistas del antiguo PSC y parte del mundo soberanista de los 'comuns'.

Un escenario nuevo

En clave de izquierdas, un dato llama la atención: los tres primeros partidos catalanes del 28-A son ERC, PSC y En Comú Podem. Entre los tres suman 2,5 millones de votos y representan una mayoría social progresista. La sombra del olivo catalana que soñó Pasqual Maragall y que se concretó en el primer tripartito se proyecta ahora poderosamente sobre los resultados del 28-A. Un acuerdo del PSOE con Podemos y ERC, aunque sea de mínimos -con la abstención de los republicanos a la investidura- podría empezar a abrir un escenario nuevo en España y también en Catalunya, rompiendo la política de bloques que ha alimentado el fenómeno de Ciudadanos.

La segunda vuelta del 28-A no tardará mucho: las elecciones municipales están muy cerca. La victoria de ERC en la ciudad de Barcelona es especialmente relevante  cara a estos comicios. En Comú Podem ha quedado desbancado a la tercera posición en la capital catalana, por detrás del PSC. Los barceloneses no votarán con la misma clave en las municipales que en las generales, pero la victoria republicana allana el camino de Ernest Maragall.