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Aún queda esperanza

Imagen promocional de 'Un, ningú i cent mil'

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Xavier Bru de Sala

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No se refiere, el título, a la literatura catalana, que según mis escritores más admirados se ha visto sustituida por sucedáneos y subproductos, ni tampoco a la lengua, que se torna redundante y prescindible. Se refiere al impulso de una creatividad que supura aunque hagamos lo posible para taponarla y así no tener que reconocerla y celebrar.

Hay en Barcelona una creatividad que supura aunque hagamos lo posible para taponarla y así no tener que reconocerla y celebrar

Arts Libris, iniciativa local que se va ensanchando en silencio, celebra su décimo aniversario con una novedad impresionante: ya que en Barcelona apenas si queda mercado para las impecables y admirables ediciones de lujo, bellamente ilustradas y concebidas, según la propia tradición, el alma de Arts Libris, la galerista Rocío SantaCruz, ha abierto la nave central de Santa Mónica a lo que podríamos llamar Arts Povera Libris. Parece una contradicción pero es uno de los espacios donde mejor se expresa la imaginación. Talento, talento y más talento, arte digital y estampado a bajo coste. Muchas, muchas ganas y mucha capacidad de hacerlo bien. Esto es Barcelona, por delante de los paquebotes de la cultura, infrafinanciados y a la deriva.

Arts Libris ha coincidido en el tiempo con un estreno teatral que vale, en términos de altura cultural, por toda una temporada. En la Biblioteca, animado por Oriol BroggiFerran Utzet sirve de manera exquisita el testamento literario de uno de los mayores y más próximos autores de todos los tiempos, 'Un, ningú i cent mil', de Luigi Pirandello. Coronada con cum laude la proeza de pasar la novela al teatro de forma que el mismo Pirandello se habría obnubilado, Utzet ha dirigido una pareja de actores, Laura Aubert y Marc Rodríguez, que parecen paridos por el genio de Agrigento. Como la más alta cocina, elaborada con la máxima sabiduría artística a partir de los ingredientes seleccionados con más esmero, el teatro catalán ha alcanzado otra cumbre. La única lástima es que no le van a conceder ni una ni tres ni la constelación de estrellas que merece.