Opinión | EL ARTÍCULO Y LA ARTÍCULA

Juan Carlos Ortega
Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No voy a votar

zentauroepp47893276 mas periodico leonard beard para juan carlos ortega190426113654

zentauroepp47893276 mas periodico leonard beard para juan carlos ortega190426113654 / periodico

No he votado nunca, en ninguna de las elecciones que se han celebrado en España desde que cumplí los 18 años. No puedo darles un argumento concreto para justificar mi falta de compromiso con todo esto de la política, porque si existe una causa, esta ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Primero fue por desconocimiento (no sabía diferenciar un partido de otro), más tarde por pereza y ahora vete tú a saber por qué. Sea como sea, no he votado nunca y hoy domingo tampoco iré a votar.

Siempre que lo comento con amigos y conocidos, me cae una bronca (a veces cariñosa, otras veces antipática). "Has de hacerlo", me aconsejan probablemente con buen juicio. Cuando lo dicen, sonrío y les digo que sí, que les haré caso y votaré, pero ellos saben que les miento.

¿Por qué no puedo quejarme?

También están los que me dicen, muy convencidos, que si no voto, luego no puedo quejarme. Este argumento siempre me ha sorprendido muchísimo. Debió decirlo alguien alguna vez y luego todos los han ido repitiendo. La queja, para ellos, es un derecho que se adquiere participando. Decir "no te quejes" es, si lo piensan bien, un atentado inmenso a la libertad. ¿Quién decide algo tan íntimo como si puedo o no manifestar enojo por lo que sea? ¿Se ha de pedir permiso para quejarse? ¿Se ha de cumplimentar un trámite para hacerlo?

Para muchos, la queja es un derecho que se adquiere participando en las elecciones

"No te quejes" es equivalente a "no te emociones". Es algo que nace de uno sin saber por qué y difícilmente puede ser prohibido. Es como ese rótulo en una piscina de Albacete, en los años 60, que le oí comentar en cierta ocasión al director de cine José Luis Cuerda. En un cartel de esa piscina, en letras mayúsculas, podía leerse: "Prohibido manifestar entusiasmo". Pues eso, "prohibido quejarse si no votas". Igual de absurdo y cómico, igual de intrusivo.

Quejémonos sin permiso

Bien mirado, podría decirse lo mismo de los que votan: "Oye, amigo, si votas a X, luego no te quejes si X hace algo mal, puesto que tú has ayudado a colocarlo ahí. Ha sido culpa tuya, ¿a qué viene ahora quejarse?. Soy yo, que no he votado, ni a X ni a Y ni a Z, el que tiene el derecho a quejarse, tanto de X como de ti".

Imagino que este argumento no convencería a ningún votante, aunque posee una lógica algo mayor que la frase "si no votas, no te quejes".

Cuando se sepa el ganador, me quejaré y lo haré por lo mismo por lo que no he votado: porque me da la gana

Quejémonos cuando queramos quejarnos, y ya está, en serio. Que nadie nos de permiso para hacerlo. La queja es un derecho, y no hay que hacer previamente nada para merecerla.

Hoy, domingo, en lo que antes se llamaba "la fiesta de la democracia" voy a quedarme en casa, mirando por la tele los resultados que se darán a conocer a partir de las 8 de la tarde. Lo miraré como un espectador, sabiendo que no he contribuido en nada. Y cuando se sepa el ganador, probablemente me quejaré, y lo haré por el mismo motivo por el que no he ido a votar: porque me da la real gana.