Primero de Mayo

Trabajar mejor, trabajar menos y cobrar más

Ha llegado el momento de trasladar la centralidad de nuestras vidas fuera del trabajo. Y el elemento clave tiene que ser una nueva reducción de la jornada laboral

Primero de Mayo en Barcelona en el 2016.

Primero de Mayo en Barcelona en el 2016.

Camil Ros

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El hilo rojo que representa la UGT, fundada hace 130 años en la calle Tallers de Barcelona, nos lleva este año a conmemorar el centenario de dos hitos en la lucha por los derechos laborales. La creación de la OIT, como parte del Tratado de Versalles y bajo la convicción que la justicia social y el trabajo digno son dos pilares imprescindibles para la paz, y la aprobación de la jornada laboral de ocho horas en el Estado español. Si hoy trabajamos ocho horas se lo debemos a la huelga de los trabajadores de La Canadenca, también en Barcelona, que consiguieron una de las primeras victorias de la clase trabajadora organizada.

Las ocho horas significaron un cambio en el modelo de sociedad y en la forma de vivir, donde el tiempo de ocio adquirió un nuevo protagonismo. Un siglo más tarde, tenemos que continuar con la evolución lógica y dar un salto adelante, que se puede resumir en trabajar mejor, trabajar menos y cobrar más. Y el objetivo es tan simple como fundamental: vivir mejor.

Ha llegado el momento de trasladar la centralidad de nuestras vidas fuera del trabajo. Desde nuestro sindicato proponemos abrir un debate en profundidad alrededor de diferentes retos, como el reparto del trabajo, la robotitzación, la igualdad y la conciliación. Y el elemento clave tiene que ser una nueva reducción de la jornada laboral, que podría ser de 32 horas semanales.

Tenemos que conseguir una flexibilidad real del mercado de trabajo, no solo de los trabajadores que se adaptan a las necesitado productivas, sino también de la empresa a nuestras necesidades vitales. Poder cuidar de la familia o formarnos, pero también dedicar tiempo a nuestros intereses, sean los que sean, y que nos permitan realizarnos personalmente o, sencillamente, ser más felices. Además, está demostrado que las jornadas extensas matan la productividad, y mejorar las posibilidades de conciliación de hombres y mujeres reducirá las discriminaciones de género, especialmente la brecha salarial y el techo de vidrio.

Recuperar los derechos perdidos durante la crisis

Pero reducir la jornada no sirve de nada si no se acompaña de trabajar mejor. La crisis económica y las reformas laborales han hundido nuestro mercado laboral en la más absoluta precariedad, con un aumento de la temporalidad, la parcialidad, los falsos autónomos, la subcontratación y la siniestralidad. Seguiremos reclamando a los partidos políticos la derogación de las reformas –y especialmente el retorno de la ultraactividad de los convenios y la preeminencia de los convenios sectoriales– para reequilibrar la correlación de fuerzas en la negociación colectiva y recuperar los derechos arrebatados en los últimos años.

Y esto significa cobrar más y recuperar poder adquisitivo. La ciudadanía, pero también la economía de nuestro país, necesita que las administraciones y las empresas paguen salarios dignos, que se apliquen los incrementos pactados entre patronales y sindicatos alrededor del 3% y que el salario mínimo interprofesional (SMI) llegue de una vez a los 1.000 euros. Una sociedad avanzada y democrática no se puede permitir que casi 500.000 trabajadores sean pobres. Hace falta un nuevo pacto de reparto de la riqueza.

La historia nos recuerda que las conquistas sociales nunca han venido solas y que tenemos que defender permanente los derechos logrados, siempre en peligro, y combatir las nuevas situaciones de desigualdad y de precariedad laboral. Este Primero de Mayo, como cada día, la lucha continúa.