EL CIERRE

El trabajo ya está hecho

A los equipos que llegan a abril peleando por los títulos debería juzgárseles por todo lo que han caminado y no por cómo acaban

Guardiola observa el juego durante el Tottenham-Manchester City de la Champions.

Guardiola observa el juego durante el Tottenham-Manchester City de la Champions. / periodico

Axel Torres

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He estado dos días en Manchester. Mi amigo de infancia Carlos Vicens, ahora segundo entrenador del Manchester City sub-18, se jugaba el título de la FA Youth Cup (la Copa de Inglaterra juvenil) ante el Liverpool. La perdió por penaltis después de que les empataran con un tiro desde lejos que se comió el portero en el minuto 87. El fútbol se volvió a manifestar con toda su crueldad: por mucho que estudies y prepares, por muy formado que estés (y no conozco en estos campos a nadie más obstinado y obsesivo que Carlos), por mucho que seas superior al rival gracias a tu plan de partido, todo se te puede ir por la borda por un error individual que no puedes controlar.

También es la razón por la que este juego atrapa a tanta gente: es imprevisible, admite que ganen los argumentos más débiles de vez en cuando y consigue que el azar derrote a menudo a la ciencia. Se siguen escribiendo páginas enteras de grandes conclusiones sin que el cronista pueda realmente explicar por qué la moneda eligió cruz cuando se debatía, bailando sobre su canto, entre un lado y el otro.

Lo anteriormente contado se puede aplicar al Manchester City de los mayores y a todos los equipos del mundo. A Pep Guardiola le siguen preguntando cómo habría que juzgar la temporada si al final también se le escapara la Premier después de quedarse fuera de la Champions por el valor doble de los goles en campo contrario en una jugada controvertida y tras una eliminatoria en la que su equipo concedió demasiadas equivocaciones de bulto en acciones concretas mal ejecutadas. Y él contesta que el trabajo ya está hecho y que ahora la nota final no puede depender de otra moneda más debatiéndose entre el bien y el mal.

El trabajo de los entrenadores es diseñarlo todo para competir hasta el final. Idear planes y lograr que se plasmen en el terreno de juego. Conseguir llevar a sus equipos hasta las puertas de la gloria, y luego ya se verá si esas puertas se abren o se atascan porque creció una mala hierba e impidió que se deslizaran limpiamente.

Falta de respeto

Vale para el City de Pep y vale para el Barcelona de Valverde. Vale para los equipos que lo compiten todo hasta el último día y que llegan a finales de abril con opciones de llevárselo todo. Que alguien le pueda decir al Txingurri que ha fracasado si finalmente "sólo" (apréciense las comillas) se lleva La Liga suena a terrible falta de respeto al trabajo de 10 meses y a un logro enormemente meritorio en esta época donde la dispersión, los estímulos constantes y los grandes escenarios dificultan mantener la concentración, ser constante, no perder el foco y entender que sólo se aspira a triunfar si todas las noches (también las feas, frías y lluviosas) se sale a jugar con la misma aplicación irrenunciable.

Y es que antes de viajar a Manchester estuve en Mendizorroza. Y me pareció impresionante que el Barça saliera, a siete días de medirse al Liverpool y con la liga ganada, con ese dinamismo y esa diligencia en el campo del Alavés. Qué poco se elogia esto y qué difícil es.