¿Actúa alguien en Coachella?
En el festival californiano la música no es más que una excusa para el postureo, la juerga y el lucimiento
Ramón de España
Periodista
Ramón de España
El domingo terminó la última edición del festival de Coachella, celebración supuestamente musical que lleva desarrollándose desde 1999 en la localidad de Indio, California, pero las únicas noticias que nos han llegado han sido las referentes a la actuación de nuestra querida Rosalía. La prensa extranjera tampoco se ha matado con la información, centrándose, básicamente, en la presencia de 'celebrities', famosillos, 'socialites' de medio pelo o pelo entero y niños ricos que acuden al festival porque es el sitio en el que hay que estar para ver y dejarse ver. Todo parece indicar que la música juega un papel muy secundario en este jolgorio, lo cual es muy adecuado para unos tiempos en los que, como decía el otro día Nick Cave, el rock está más fofo que nunca y francamente necesitado de una buena sacudida. Fallecidos o languideciendo en residencias para la tercera edad los ilusos ciudadanos de la nación de Woodstock, sus nietos con pasta se plantan en Coachella porque es un festival para ricos y supermodelos. A nadie le importa quién actúa porque a Coachella va uno a cruzarse con Emily Ratajkowski, las Kardashian y la plantilla al completo de los ángeles de Victoria's Secret, no a ver a cuatro melenudos desgañitándose sobre una tarima. Con las tiendas de campaña para vips, donde te puedes atiborrar de canapés y champagne, ¿para qué te vas a acercar al escenario?
El reciente largometraje sobre un concierto de Beyoncé en Coachella parece indicar que, efectivamente, hay gente que actúa en ese festival, pero la música no es ahí más que una excusa para el postureo, la juerga y el lucimiento de modelitos seudohippies que cuestan más que un vestido de Armani. Lo que queda del rock es solo la música de fondo, cuando no un ruido en la lejanía, para una reunión de obligado cumplimiento entre los integrantes de la 'jet set'. El otro día me llegó un meme que definía muy bien este festival para pijos. Sobre una foto de un dulce gatito blanco -levemente parecido a la adorable Choupette, la viuda de Karl Lagerfeld- con dos flores amarillas en la cabeza y una expresión muy contrariada, podía leerse lo siguiente: “Así te quedas cuando llegas a Coachella en el avión privado de papá y resulta que solo hay agua Evian, cuando tú solicitaste específicamente la de la marca Fiji”.
¡Larga vida al rock and roll! Si les parece bien a las Kardashian, claro está.
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