Campaña electoral

Cambio de estrategia del independentismo

Si hace dos meses ERC y JxCat optaban por la radicalidad, en estos momentos parece que se decantan por la moderación

La rueda de prensa de Oriol Junqueras organizada por la ACN en Soto del Real.

La rueda de prensa de Oriol Junqueras organizada por la ACN en Soto del Real. / periodico

Astrid Barrio

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Una de las principales novedades de esta campaña electoral ha sido la autorización por parte de la JEC a que Oriol Junqueras Jordi Sànchez, en su condición de candidatos,  puedan realizar ruedas de prensa desde la prisión. En sus apariciones ambos han demostrado una enorme coincidencia estratégica y ahora parecen dispuestos a favorecer la investidura de Pedro Sánchez, sin líneas rojas, es decir sin la exigencia previa de la aceptación de un referéndum de autodeterminación,  a pesar de que con su negativa a permitir la tramitación de los Presupuestos fueron los principales responsables de la precipitación del final de la legislatura y la convocatoria avanzada de las elecciones. Si hace dos meses ERC y Junts per Catalunya, aunque no el conjunto del PDECat, optaban por mantener la estrategia de la radicalidad, en estos momentos parece que se decantan por la moderación.

Diversos factores pueden estar contribuyendo a este cambio de actitud. La excusa formal es tratar de evitar la conformación de una mayoría  que incluya a Vox, un partido de derecha radical en cuyo programa no solo figura la aplicación sine díe del artículo 155 sino también la eliminación de las autonomías, la ilegalización de los partidos independentistas o el abandono del espacio Schengen para favorecer la extradición de los políticos catalanes en el extranjero. Y aunque obviamente para que estas reformas se materialicen hacen falta mayorías muy cualificadas que ahora no se vislumbran, algunas pueden cobrar relevancia en la agenda política con consecuencia imprevisibles. La otra causa, menos evidente, es que ambas formaciones, habiendo constatado los límites de la radicalidad y de la estrategia de confrontación pueden llevarles en el conjunto de España a la irrelevancia absoluta por la pérdida su potencial de coalición, optan por estrategias cooperativas que les permitan aparecer a ojos de los electores como fuerzas útiles.

En este sentido se puede plantear la hipótesis de que  podríamos estar empezando a asistir a un cambio en las estrategias de competición de los partidos independentistas. Si durante mucho tiempo han optado por la estrategia de la subasta ahora pueden tener incentivos para abandonarla. La evidencia empírica demuestra que la subasta no es inevitable y que los partidos tienen a su disposición otras estrategias. Una de ellas es enfatizar las otras fracturas políticas existentes en la sociedad, algo que ERC ha empezado a hacer dando relevancia a su componente izquierdista y tratando de situar a Junts per Catalunya a la derecha del espectro político. En un momento en que la derecha española parece incentivar la superposición de fracturas (derecha y nacionalismo), una estrategia que favorece la polarización y que dificulta los acuerdos, que el independentismo, o al menos una parte, opte en la arena estatal por resaltar la existencia de fracturas entrecruzadas que permiten ampliar el rango de los acuerdos puede ser una buena noticia para la estabilidad del sistema. Un primer paso susceptible de ser importado a Catalunya.