La 'diada' del 23 de abril

Buscad vuestro libro

Sant Jordi, tal como está montado, promueve la compra única y la carrera por ser el más vendido

Ilustración de Leonard Beard

Ilustración de Leonard Beard / periodico

Isabel Sucunza

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La editorial Minúscula, que es una de las más coherentes y cuidadosas en la elección, traducción, corrección y diseño de los libros que publica, colgaba esta semana en su blog un post titulado 'Búscalos, no esperes que ellos te encuentren. Podrían no hacerlo'. Acompaña el texto una foto de las cubiertas de sus novedades de este Sant Jordi.

Minúscula, que publica en catalán y en castellano, es una de las editoriales más valoradas por las librerías de la ciudad, no por eso, Valeria Bergalli, su editora, se equivoca al pensar que sus libros lo tienen difícil para llegar a un público amplio.

Hay una combinación infalible para que un libro acapare páginas de diarios, tuits y minutos de radio y televisión, llegando de esta manera al público general (no solo al lector), que es el que sale en masa a comprar libros por Sant Jordi. Es esta: que el autor esté vivo y que sea muy conocido, no necesariamente por escribir libros. Minúscula no tiene en su catálogo ningún autor que cumpla estos dos requisitos. Club Editor, Labreu, Les Hores, Periscopi, Días Contados, AdiA, La Fuga, Flâneur, Edicions de 1984 y tantas otras tampoco los tienen; sin embargo, todas son editoriales que hacen libros de calidad, que los venden al mismo precio -o incluso más barato- que los libros del último 'youtuber', premiado, sobrino de o estrella de la televisión. Estos últimos sonarán y saldrán en ciertos informativos de televisión, radios y diarios, a las horas en que la gente mira la tele, escucha la radio y los días que la gente compra el diario.

Aunque muchas librerías nos pasemos todo el año recomendando libros de escritores y de editoriales que cuidan la calidad (una calidad que todo el mundo -que nadie os diga lo contrario- puede apreciar y disfrutar), los escasos días cercanos a Sant Jordi que los libros pasan a ser información prioritaria en los medios, todos estos otros personajes que escriben (si son ellos quien las escriben) cosas que 'psché' son los que acaban poniendo sus libros en primera fila.

Las librerías que cuidamos nuestro fondo todo el año no ganamos en audiencia a esos informativos de televisión, radios y diarios, sí que les ganamos en proximidad, en habernos leído los libros que recomendamos y en conocer el trabajo que hay detrás de cada título: qué ha hecho antes el autor, cómo trata sus libros la editorial, cuál es la trayectoria del traductor, si un libro tiene pinta de que durará en el tiempo o si simplemente se enmarca en la última moda vigente. También, si pasáis por la librería, os conocemos un poco a vosotros y os podemos poner en contacto con ese libro que creemos que os podría gustar.

Sant Jordi, tal como está montado, promueve sobre todo la compra única y la carrera por ser el más vendido aquel día. ¿Alguien recuerda cuál fue el libro más vendido por la 'diada' del año pasado? ¿Habéis ido corriendo a una librería después de haberos leído el último de Gironell para pedir más libros suyos? ¿Recordáis el nombre de los autores de 'Operació urnes', de dónde venían, qué han hecho después?

Eso que la publicidad  aspira a conseguir es algo que las librerías pequenas y medianas ya utilizamos

David Guzmán, director de 'Ciutat maragda', un programa de radio dedicado a los libros que sí que incita a la lectura continuada, lo explica muy bien en un artículo de la revista Núvol: la mayor parte de la información que estos días se da sobre libros en los medios de información general no es información sino publicidad. Lo más probable es que quien no tenga claro qué libro comprar ese día y se acerque a las paradas después de haber escuchado la lista provisional de los más vendidos, antes que entretenerse en pedir consejo a los libreros, acabe comprando directamente uno de estos.

Y yo me pregunto: ¿desde cuándo nos interesa la publicidad a destajo pudiendo tener información personalizada de primera mano? Segmentar el 'target' cada vez más, tener perfiles cada vez más concretos a los que dirigir la publicidad directa, casi individualizada, es la gran meta de la publicidad desde que las redes sociales se han instalado en nuestras vidas. Eso que la publicidad y el márketing aspiran a conseguir en los últimos años es una cosa que las librerías pequeñas y medianas utilizamos desde hace décadas. Ya que el día de Sant Jordi gran parte de la población parecemos obligados a gastarnos 20 euros en un libro, ¿por qué no optamos directamente por dejarnos aconsejar de tú a tú por un experto que nos hará el servicio no gratis, sino además con el 10% de descuento?

Utilizad las librerías, utilizadnos a los libreros, sobre todo si el libro de Sant Jordi es uno de los pocos que tenéis previsto comprar a lo largo del año.