análisis

Hablemos de Bartomeu

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Antonio Bigatà

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Nunca te lo dicen y esta vez tampoco. Nadie le había dicho dijo al Manchester United que iba a jugárselo todo en 37 segundos. Que era entonces, o meterla o cagarla. Que si fallaba  no volvería a tener la opción de darle la vuelta a la eliminatoria. Que o entraba en aquel momento o le iban a machacar vivo. Si llega a saberlo... Seguro que habría ensayado mas aquel brillantísimo inicio del encuentro, aquellos 37 segundos tremendos. Pero es verdad: nunca te lo dicen, lo dejó para más adelante y ya no hubo más adelante.

El fútbol es fantástico. Si Rashford  hubiese disparado un palmo más abajo ahora los felices no serían los del Barça. Los contentos, ay, serían los de Manchester, los de Madrid, los hijos de la madre de Mourinho y sus similares, los comentaristas habituales de las televisiones españolas (esos que ya están hartos de tener que ensalzar tanto a Messi), los del 'Chiringuito'... Y también otros, a quienes no vamos a olvidar hoy: por un lado los enemigos particulares de Bartomeu y por otro los que confundiendo la velocidad con el tocino creen que el buen amor nostálgico a Guardiola exige ningunear al 'Txingurri'.

Cada partido pasan mil cosas y ellas se perciben según el color. Los que tienen el alma sencilla el martes se quedaron con la inmensa lección de fútbol moderno,  con la enésima exhibición imperial de Messi y con la meritoria clasificación para las semifinales. Pero como decía el periodista Morera Falcó por debajo de la piel del estadio esa noche hubo mucha carne ardiente y se sintieron enormes deseos irresistibles. Los que desprecian todo lo que hace Bartomeu en ese partido además de perder por 0 a 3 tuvieron que tragar unas ruedas de molino gigantescas.

El deporte tiene factor azar y ya se verá lo que pasa al final, pero el presente es una grada mundial agradecida y entusiasmada. No es solo que las cuentas financieras vayan bien, no es solo que el poco valorado presidente acertó con la elección de entrenador, no es sólo que el rendimiento del equipo explica la magnífica situación en las tres competiciones actuales, sino que Bartomeu antes de irse también ha acertado en el diagnóstico sobre el futuro.

Apostó por rejuvenecer un equipo que se está haciendo mayor con una transfusión de la sangre juvenil del Ajax justo antes de que este equipo, por su inmensa explosión triunfal de ahora, convirtiese a sus jugadores en fichajes inalcanzables. Con ello enlazó con lo que sus enemigos más le envidian: el futuro del Barça se está hermanando con el pasado a través de chicos que fueron paridos en la clínica reproductiva de Cruyff. De ahí viene el ya confirmado De Jong y de ahí vendrá muy probablemente De Ligt, en el mismo viejo carretón naranja que ya utilizaron entre otros Michels, Van Gaal, Neeskens y Koeman. A eso se le llama tener vista.

Tras este acierto estratégico el sector irredento y crítico del entorno 'culé' tendrá que volver a cantinelas ya gastadas. Verán como insisten en lo de que Bartomeu es solo un buen nacionalista catalán pero no un independentista con el nivel de finura de Quim Torra que ellos desearían. Del mismo modo que si Valverde luciese un lazo amarillo en la solapa ellos empezarían a reconocer que quizá no estuvo mal del todo ni el planteamiento táctico de la noche del Manchester ni las rotaciones aplicadas en campo del Huesca.

Cuatro regalos

En cualquier caso esta semana de Champions nos ha traído varios regalos. El primero, que a partir de ahora quien diga que Cristiano Ronaldo es un buen jugador acierta, pero quien diga que él y Messi son los mejores del mundo (intentando igualarlos) quedará como tonto del bote ante toda la gente seria que sabe de ésto. Es posible que Cristiano viviese en la Juve el principio de su adiós.

El segundo regalo, que para los barcelonistas ha sido excelso comprobar que la ruptura Madrid/CR7 los ha puesto a los dos en su sitio, es decir fuera de las semifinales en las que estarán los mejores.

El tercero, la demostración de que Pogba ya está maduro para ir al Bernabeu; tiene clase individual pero no sabe dirigir y potenciar sus equipos, y eso es justo lo que muchos desean para el club de Florentino.

Cuarto: la posibilidad de que se deje de hablar de una vez de Roma como lo más importante y representativo del último quinquenio barcelonista . Aquella va camino convertirse en la derrota más mitificada de la historia cuando en realidad sólo fue algo tan ordinario como enlazar unos cuantos errores. Aquí de error grave tan solo se ha cometido uno: no haber aprovechado mejor la presencia de Messi a lo largo de los últimos años. Me refiero a títulos europeos porque en lo relativo a juego nadie tiene derecho a hacerle el menor reproche.