La maldición de Elvis

'Orion. El hombre que pudo reinar' narra la triste historia de Jimmy Ellis, que cantaba como Elvis, pero no era Elvis

Elvis Presley

Elvis Presley / periodico

Ramón de España

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El canal Sundance emitió hace unas noches uno de los documentales más tristes que se puedan imaginar, 'Orion. The man who would be King' ('Orion. El hombre que pudo reinar'), de Jeanie Finlay. En él se narran las desventuras de Jimmy Ellis, un muchacho de la Alabama profunda que, en teoría, lo tenía todo para triunfar como cantante: un chorro de voz, buena planta (aunque con cierta cara de gañán) y capacidad para moverse con soltura en diferentes palos (rockabilly, country & western, blues, rock & roll). Su principal hándicap, sin embargo, era que cantaba con una voz prestada, la de Elvis Presley, que le salía de natural. Mientras Elvis vivía, nadie le prestaba la menor atención al pobre Jimmy, que habría sido el mejor imitador del Rey y podría haberse ganado muy bien la vida como tal en tugurios de Las Vegas o Benidorm, pero cuando Elvis la diñó, hubo un listo que pensó en él para sacar tajada del asunto.

Se trataba de un miserable llamado Shelby Singleton, quien le había comprado a Sam Philips su mítica compañía Sun Records. Al principio, Singleton colaba de matute la voz de Jimmy en viejas grabaciones de Johnny Cash o Jerry Lee Lewis, decía que era Elvis e intentaba sacarse unos mangos con la superchería. Al morir Elvis, Singleton pasó el tocomocho al próximo nivel. Hizo correr la voz de que Elvis, harto de ser Elvis, había fingido su propia muerte y ahora actuaba con un antifaz -con el fin de ocultar las cicatrices de la cirugía plástica para cambiar de cara- y se hacía llamar Orion. Orion, claro está, era el pobre Jimmy, dispuesto a cualquier cosa para triunfar. En dos años, Orion publicó cinco discos y se hizo con un público fiel de nostálgicos del Rey. Singleton se inventó que Jimmy, un pobre huerfanito, era el hermanastro de Elvis, abandonado por su padre tras una relación ilícita. El timo funcionó un tiempo y luego dejó de hacerlo. Hasta que Jimmy se dio por vencido y regresó a su pueblo, donde montó una casa de empeños y una licorería. A finales de los 90, un atracador le voló la cabeza -a él y a su esposa- y abandonó la casa de empeños tras ser incapaz de abrir la caja registradora.

Tener la misma voz que Elvis fue una genuina maldición para el tan ambicioso como ingenuo Jimmy Ellis. 'Orion. The man who would be King' describe melancólicamente la triste peripecia vital de un pobre tipo que cantaba como Elvis, pero no era Elvis: una película entrañable y triste a más no poder.