Al contado

¿Y si hacemos como Fira de Barcelona?

La lealtad institucional y la colaboración público-privada han convertido a la institución en un motor económico

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Agustí Sala

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Lealtad institucional y colaboración público-privada. Son claves del éxito de Fira de Barcelona, que su presidente actual, Pau Relat, no se cansa de reivindicar. Es una receta que, hasta ahora, ha dado muy buenos frutos. 

El presidente de la Fira lo volvió a recordar esta semana en una conferencia en el Cercle d'Economia, en la que apeló a mantener ese espíritu que ha hecho de esta institución un motor económico de la capital catalana. Durante su exposición, Relat insistió en la necesidad de una "profunda lealtad institucional" y de avanzar en el camino de los "grandes acuerdos y consensos" para garantizar el futuro de este consorcio del que forman parte la Generalitat, el Ayuntamiento y la Cambra de Barcelona, que está inmerso en un importante proyecto de ampliación del recinto de Gran Via para el 2024 y la remodelación del de Montjuïc, en el 2029, cuando se celebrará el centenario de institución, por un valor total de unos 380 millones de euros. A su entender son actuaciones cruciales para que la entidad juegue "en la liga internacional y europea" de ferias.  

"Fira de Barcelona ha sido tradicionalmente un gran espacio de consenso, grandes acuerdos y lealtad institucional por parte de todos los agentes que han estado implicados. Gracias a esto se ha conseguido que sea el motor económico que hoy es", insistió ¿Acaso se ha perdido esa comunión de intereses dispares?

No es de extrañar que se apele tanto a la unidad en tiempos como los actuales, en los que predomina la pugna política y el enfrentamiento, al margen de si los postulados que defienden unos u otro tienen o no sentido. Prima la batalla campal sobre el diálogo.  Justo lo contrario de lo que ha dado extraordinarios frutos en la Fira, refundada hace casi 20 años bajo la batuta entonces del empresario Jaume Tomàs, como recuerda el presidente de la entidad cada vez que tiene ocasión. Antes de la designación de Relat hubo enormes discrepancias que alargaron la interinidad en el cargo de su precedesor, Josep Lluís Bonet.   

Relat, que habla de la Fira con el entusiasmo de quien se embarca en un viaje anhelado, no se cansa de predicar la necesidad de consensos y complicidades. Por algo será. En la Fira todo esto ha llevado a la organización a cotas récord, con 210 millones de facturación y un resultado de exlpotación de 29 millones el año pasado y 2,5 millones de visitantes; y a atraer y mantener salones como el MWC, que consolidan a Barcelona en el mapa global. Pero que igual que llegan pueden optar por marcharse. 

¿Y si aplicamos la receta de la Fira, o al menos algunos de sus ingredientes, a la actividad política y económica? Menos disputas e invocaciones patrióticas y más responsabilidad ¿No sería esta una forma de recobrar parte del fuelle perdido por Barcelona y Catalunya? Al menos se podría intentar.