Perspectivas electorales

28-A: ¿quién cava su tumba?

Las encuestas señalan que entramos en un ciclo en el que la moderación tiene premio

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fcasals47703618 opinion ilustracion de leonard beard190410175601 / LEONARD BEARD

Xavier Bru de Sala

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Todos los sondeos ratifican dos evidencias. 1: se impone el reflujo de la moderación, tanto a la izquierda como el independentismo. Y 2: el voto de izquierda se concentra, el de derechas se dispersa. De no mediar un giro espectacular, la frustración de la derecha será colosal. Cuchillos largos, muy largos. Más división, travesía del desierto, una interminable, difícil, casi imposible recomposición.

La derecha sabe muy bien qué España quiere, Sánchez sólo sabe que no quiere la que la derecha quiere. Le basta para ganar. Con toda probabilidad, las claves del 28-A serán el 'no' a la triple alianza y el 'sí' a un líder funambulista que se sostiene tan bien como puede sobre la cuerda floja. Más vale pasar la maroma que volver a caer por el precipicio de la historia.

Si las derechas fracasan, Albert Rivera y Pablo Casado habrán cavado su propia tumba. Veremos si se entierran por completo o sólo de medio cuerpo para abajo. Rivera ha cometido el gravísimo error de abandonar el centro para subir al ring donde PP y Vox combaten y se abrazan en el más contraproducente y rocambolesco de los espectáculos políticos. Cada oferta electoral, la función y las posiciones de cada partido deben distinguirse con nitidez de las demás. La derecha española tendrá muy buenos estrategas, empezando por Aznar, pero de táctica, cero.

En vez de ampliar su espacio a base de seducir a los votantes centristas del PP y del PSOE, Ciudadanos, habiéndose situado entre la derecha y la extrema derecha, recibirá por todos lados. Rivera lo pasará muy mal si no gobierna con la derecha y aún peor si la ambición personal de una vicepresidencia le lleva a desdecirse de sus reiteradas promesas y pasa de maldecir Sánchez a ejercer de escudero. Escenario poco probable: la alianza PSOE-C s sería, a medio plazo, nefasta para ambos: para el PSOE, porque Podemos se hincharía en la oposición; para Ciudadanos, porque que los temibles y temidos PP y Vox acusarían a Rivera de alta traición.

La bajada prevista para el PP es aún más espectacular que el peligroso ascenso vaticinado Ciudadanos. Al revés de Rivera, a pesar de los esfuerzos de su líder para cavarse la tumba en beneficio de Vox, Casado será juzgado, no según la magnitud de la pérdida de apoyos, sino como artífice y máximo líder del tripartito. Si fracasa, si como todo indica gobierna Sánchez, se hunden él, sus padrinos y la España del "ordeno y mando".

No se puede predicar de Pedro Sánchez que esté haciendo nada para cavarse la tumba. Al contrario, ha sabido situarse en una zona de confort, cubrir flancos, marcar un perfil de político decidido pero prudente. Es tan poco beligerante sobre el conflicto catalán como se puede permitir y adopta la imagen de líder con aristas romas. Irónicamente, y eso solo ya define el panorama político español, el preferido es un funambulista. El peligro que corre Sánchez es la abstención. Si sigue creciendo en los sondeos, una parte considerable de sus posibles votantes se pueden quedar en casa.

Movimientos de fondo

El triunfo de Pedro Sánchez alejaría a Casado de cualquier posibilidad de gobernar. En este caso, la derrota de la derecha no sería circunstancial sino de fondo, un rechazo frontal del electorado a un proyecto intransigente y retrógrada. Si es el caso, PP y Cs deberían elegir entre quedarse impertérritos al lado de Vox o moderarse y cambiar de posición y discurso. Difícil elección: si se queda descompuesta entre la radical a la italiana o la moderada a la francesa o germánica, la derecha española lo puede pasar muy mal en los próximos años.

Si Sánchez le come tanto terreno a Podemos como confirman los dobles augurios (GESOP y CIS), Iglesias también habrá cavado su propia tumba. Por errático, por soberbio, por 'sobrao'. El descenso a los infiernos de Podemos podría amarrar a Pablo Iglesias a las calderas para siempre, más aún si en las municipales y autonómicas posteriores las alcaldesas Manuela Carmena y Ada Colau pierden Madrid y Barcelona. La izquierda alternativa en España sí es un 'soufflé'.

El último que corre un peligro, no de cavar su tumba personal sino la de su proyecto político de falsa unidad, es Puigdemont. Si como es propio del ciclo en el que nos encontramos, la moderación tiene premio, Junts por Catalunya quedará muy atrás en las generales en relación a ERC. Entonces el ex president quedará muy tocado, quizás hundido como líder del día a día político. Aunque así sea y los cuchillos de las facciones independentistas continúen vertiendo tanta mala sangre, a Puigdemont siempre le quedará el refugio seguro de conformarse con la condición de símbolo. No todos los que se cavan la tumba pueden decir lo mismo.