ELECCIONES EN ISRAEL

La huida hacia adelante de Netanyahu

Parece difícil imaginar que el actual primer ministro israelí no logre revalidar su mandato al frente del Gobierno

Netanyahu y su mujer, Sara, tras votar.

Netanyahu y su mujer, Sara, tras votar. / periodico

Cristina Manzano

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Gane quien gane en las elecciones de este martes en Israel es más que probable que deban pasar varias semanas hasta conocer quién será el nuevo primer ministro. Las cartas parecen repartirse entre Binyamin Netanyahu, jefe del Gobierno y líder del conservador Likud, y Benny Gantz, exjefe del Estado Mayor del Ejército y líder de la nueva formación centrista Azul y Blanco. Sin embargo, el complejo panorama electoral del país suele abocar a largas negociaciones hasta alcanzar el equilibrio de una coalición. A estas alturas, todo está por decidir.

De modo que tardaremos aún en saber si ‘Bibi’ seguirá en un quinto mandato, o no, al frente del Gobierno de Tel- Aviv. Después de una década en el cargo, parece difícil imaginar otra cosa, aunque la más pura higiene política de la alternancia recomendaría el cambio.

A Netanyahu le avala una buena gestión económica y de seguridad. Por todas las críticas que hayan levantado sus políticas, y su muro –él sí lo ha construido- la realidad es que el terrorismo ha descendido dramáticamente en relación a otras épocas. Además, después de una era horribilis en la relación con Estados Unidos, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha supuesto un nuevo estrechamiento en los lazos de amor y amistad con la Administración americana.

Cada vez más a la derecha

A costa, eso sí, de destrozar las vidas cotidianas de miles y miles de palestinos, de hacer girar su gobierno, y su país, a una derecha cada vez más polarizada, de agravar la discriminación con su Ley del Estado-nación y de haber si no enterrado, al menos aparcado en el olvido, cualquier avance hacia la solución de los dos estados.

El primer ministro llega a las urnas, además, perseguido por tres investigaciones por corrupción, una de ellas por soborno, que ya están en manos del fiscal general. Y ahí es donde las especulaciones apuntan a ciertos oscuros escenarios políticos. En la batalla por reactivar la actual coalición, o una similar, que incluye a partidos de derecha, de centroderecha y ultraortodoxos, podría estar considerando, como anunció hace unos días, la anexión de Cisjordania. También declaró su intención de hacer lo mismo con los Altos del Golán – rápidamente jaleado por su amigo Trump-. Las posibles consecuencias de dichas acciones, en frentes distintos, son incalculables y ninguna apunta a un reforzamiento de la paz.

En busca de la inmunidad

¿El motivo de un paso tan radical? Sería el pago por aprobar el primer objetivo temporal de su nuevo mandato: la ley que le garantizaría la inmunidad ante los procesos penales que se avecinan. Toda una huida hacia adelante. Y toda una utilización del legislativo en beneficio propio. Toda una erosión de la democracia israelí.

La sola posibilidad de este hecho ha levantado polémica en Israel y un buen número de miembros de la Knesset han declarado que votarían en contra. Pero en los tiempos políticos que corren parece que siempre hay suficiente gente dispuesta si el precio es el adecuado. Por ello, y porque la alternancia es conveniente después de tanto tiempo en el poder, sería bueno un cambio. Por higiene política.