Vísperas electorales
Israel: dilemas estratégicos
Ya nadie habla, en la sociedad israelí, de ningún plan de paz ni de dos Estados
Pere Vilanova
Catedrático emérito (UB).
Pere Vilanova
Más allá de estos resultados electorales, y de las recurrentes dificultades para formar gobiernos de coalición, es interesante explorar algunas cuestiones de futuro a las que hace frente Israel. Para ello hay que remontarse a su peculiar trayectoria. Algunos hablan de paradojas, nunca Israel ha sido tan fuerte, y a la vez creen que hay grandes incertidumbres en el horizonte. En realidad la historia no es ni filantrópica ni justa, o lo es a favor de unos y no de otros. Por ejemplo, en estas elecciones, como en las anteriores y las anteriores, desde el fin de la segunda Intifada en 2006, la variable palestina ha ido desapareciendo de la ecuación de las sucesivas campañas electorales.
Ya nadie habla, en la sociedad israelí, de ningún plan de paz, y cada vez menos de la famosa 'solución de dos Estados'. Los israelíes no creen en ella, y los palestinos tampoco, los de Cisjordania por unos motivos, los de Gaza por otros. Para los israelíes actuales, desde 2006, la construcción del Muro y una férrea represión selectiva (en Gaza, como podemos ver cada día, no tan selectiva), la constante expansión de los asentamientos, la evidencia innegable de que la Unión Europea, en este tema avanza tan dividida como en todos los demás (excepto quizá el 'brexit') y la lotería de una presidencia Trump que ha dado alas a Netanyahu, todo va en la misma dirección.
Israel ha resuelto, en términos de relaciones entre estados, sus relaciones con casi todos los países árabes. El primer ministro israelí ha orientado su política exterior -con la certeza de que Trump y el Congreso de EEUU le avalan-, y ahora se lleva mar de bien con Hungría, Rusia, Turquía, Egipto y hasta Omán. Israel, como jamás en sus últimos setenta años de historia, carece ahora de lo que en su terminología securitaria se llama 'amenaza estratégica' a su supervivencia. Por ello Netanyahu tuvo que hacer aquella presentación ante la Asamblea General de Naciones Unidas con un gráfico infantil que decía que Irán estaba a medio paso (5%) de tener armas nucleares.
Por supuesto, el Mosad, el Aman (inteligencia militar) y el ShinBet (seguridad interior) siguen estando muy ocupados. Pero en términos estratégicos, es decir a muy largo plazo, una de las pocas hipótesis que inquietan a estas agencias y algunos investigadores sería: ¿qué pasa si poco a poco la parte palestina anuncia que no cree ya en la solución de dos estados, que de hecho renuncia a ella? No es poca cosa, vayan a Ramala, hablen con unos y con otros, y en Israel hablen con 'think tanks' o departamentos universitarios dirigidos por exmilitares de muy alto rango, o políticos (retirados) de la vieja guardia. Una demografía que ya hoy coloca a Israel ante la siguiente tesitura: Israel y sus asentamiento, Cisjordania y Gaza ocupadas o cerradas, y más o menos seis millones de judíos frente a cinco y medio (y subiendo demográficamente) millones de palestinos que dicen “aquí estamos, aquí nos quedamos”.
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