Al contado

¿Crecimiento? Doctor, dígame la verdad

La insistencia en que no se ve riesgo de recesión recuerda a la etapa previa a la anterior crisis

Christine Lagarde responde a los periodistas en la rueda de prensa celebrada ayer en Washington.

Christine Lagarde responde a los periodistas en la rueda de prensa celebrada ayer en Washington.

Agustí Sala

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Uno tiende a pensar que cuando el médico nos dice que toda va bien y lo repite con insistencia, con una sonrisa que intuimos forzada, es que algo nos oculta. Nos invade la desconfianza y la sospecha. Llámenme hipocondríaco.

Con la economía sucede algo bastante parecido. Cada vez hay más voces que hablan de desaceleraciónralentizaciónfrenazo y muchos otros términos que suenan a sustitutuvos de algo peor. Pero tranquilos que no es gave: no habrá recesión, al menos a corto plazo, afirmó esta semana la directora gerente del <strong>Fondo Monetario Internacional</strong> (FMI), <strong>Christine Lagarde</strong>. En línea similar van los dictámenes de la OCDE, que agrupa a los países más industrializados.  

Aseguran que, pese al menor ritmo de crecimiento, no iremos para atrás. Tanta insistencia nos recuerda los discursos solo unos meses antes de la última de las grandes crisis, la que estalló en el 2008 ¿Crisis? ¿Qué crisis? se repetía, a la vez que se empleaban todo tipo de términos para enmascarar lo que al final acabó sucediendo. Los gobiernos tienden al exceso de optimismo y las oposiciones, al catastrofismo. Hace falta más sentido de la responsabilidad.   

En la actualidad, el runrún de malos presagios es persistente. Que si los efectos económicos del 'brexit', sea duro, blando o matizado, serán malos para el Reino Unido y para el conjunto de la Unión Europea (UE); que si Italia, donde la economía solía funcionar al margen de la política, está ya en crisis; que si Alemania, el motor europeo, se ha paralizado; que si el comercio internacional se ha congelado... Son muchas las variables que inclinan la balanza del crecimiento hacia el lado negativo.

Pero, tranquilos que no pasa nada, dirán los optimistas. Solo es un pequeño bache que se superará. No sé qué diría el catedrático de Economía Santiago Niño Becerra, autor de 'El crash. Tercera fase' (Roca Editorial, 2019) uno de los más apocalípticos (o, quizás realista, el tiempo lo dirá), para quien la crisis del 2008 aún no se ha acabado.

Además, en países como España estamos inmersos en un ambiente electoral que pueden durar meses, en función de los resultados de las generales el 28-A y las locales, autonómicas y europeas un mes después, el 26-M. Tiempos difíciles para grandes reformas y medidas consensuadas para apuntalar el crecimiento económico y en los que cualquier Vox; ay, perdón, voz que defienda soluciones fáciles ante problemas complejos atrae a los descontentos.

Con todos estos síntomas cuesta convencerme de que estamos ante un leve resfriado. Si por no asustarnos nos ocultan algo, una ligera dolencia puede acabar en algo grave. Quizás no hace falta que nos digan que nos vamos a morir, pero sí que nos cuidemos. Por eso, volviendo al símil del médico porque lo mejor es la transparencia, por favor doctor, dígame la verdad.