LA CLAVE

Espacios y proyectos

La burguesía barcelonesa busca candidato para el 28-A

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Albert Sáez

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Esa burguesía barcelonesa a la que José Antonio Zarzalejos espoleaba en su último artículo no está de brazos cruzados. Lleva meses, sino años, buscando la manera de reinstaurar el brazo político que tantos éxitos le dio en el pasado: la sociovergencia. Esa simbiosis de centroderecha y centroizquierda, de catalanidad y españolidad, de crecimiento y cohesión social que representaron primero Pujol y Maragall y más tarde Montilla y Mas. Hasta cinco encuestas tienen encima de la mesa que les dicen que hay un espacio político huérfano de 100.000 votos en la franja baja y 300.000 en la más alta. Insuficiente para gobernar pero suficiente, considera el dinero, para romper la política de bloques y cambiar mayorías en el ayuntamiento de Barcelona y en la Generalitat. El primer asalto a ese espacio resulta, de momento fallido, puesto que Manuel Valls no arranca en las encuestas de manera que los gurús que idearon el experimento cotizan a la baja en los grandes despachos. En las últimas semanas han organizado un auténtico casting para cubrir la vacante de candidato/a moderado para las elecciones generales. En unos días veremos los resultados. Pero crece el escepticismo porque entre la teoría demoscópica y el fango de una campaña electoral hay mucho trecho.

Lo relevante no son los espacios electorales, que no dejan de ser imaginarios estadísticos, sino los proyectos políticos. ¿Es posible y creíble un proyecto hoy en Catalunya equidistante del independentismo unilateralista y del uniformismo del 155? Ese proyecto es muy difícil sin socios en la política española. La sociovergencia fue feliz con Felipe González, se desesperó con Aznar, tuvo un subidón ("apoyaré el Estatut") con Zapatero y un bajón en aquel pacto de enero 2006 en La Moncloa. Desde entonces, el catalanismo que ha mudado en independentismo, que no es todo pero es mucho, ha abandonado la implicación en la política española (por demagogía pero también por sentirse rechazado). Sin horizonte, sin proyecto, el espacio se queda vacío. Como dijo este lunes el maestro Puyal en el Saló de Cent parafraseando a Galeano, "sin horizonte no se avanza, pero cada dos pasos está dos pasos más lejos".