La lengua

Tengo la imagen de un cuento (ahora no recuerdo el título) en el que el protagonista no puede continuar en una relación amorosa porque no soporta que su amante cometa faltas de ortografía. O quizá era al revés: era una chica que no resistía los errores gramaticales de su prometido. La cuestión es que la lengua los distanciaba hasta la separación y el olvido. Acabo de saber que aquella ficción no era tan estrambótica como pensaba y que es cierto que, a la hora de establecer relaciones sentimentales, la gramática tiene su peso específico. Se han publicado varias encuestas realizadas por portales de contactos (desde Zoosk a Match.com) en las que queda demostrada la teoría que certifica que la ortografía se impone a la hora de valorar las virtudes de las hipotéticas parejas.

El grado de importancia de la lengua tiene un abanico muy amplio. Hay un altísimo porcentaje que no ligaría con nadie que escribiera una hache allí donde no toca (o que se dejara alguna por el camino), y los hay que valoran este conocimiento como un factor más (muy importante) a tener en cuenta. Sea como sea, creo que es una buena noticia. Como cada día estamos más acostumbrados a leer barrabasadas lingüísticas, pensar que un acento bien colocado es atractivo se convierte en un dato que va a favor de la civilización. Sintaxis, fonética, fonología y ortografía son, a estas alturas, conceptos sexis. Ya tocaba que alguien lo dijera. Es un descanso, mira por dónde.