Crisis acentuada en el país caribeño
Venezuela, el caos que no cesa
Una intervención militar comandada por EEUU, apoyada por Brasil y Colombia, combinada con el apoyo de la sociedad civil será una posibilidad real
Rubén Herrero de Castro
Profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid.
Rubén Herrero de Castro
Han transcurrido ya 20 sórdidos años de revolución socialista en Venezuela, generando un caos sin precedentes. He escrito en diversas ocasiones sobre la deriva de los regímenes de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Cada vez tenía más claro que sus héroes no eran otros tiranos como Lenin o Fidel Castro, sino el dictador africano Robert Mugabe.
Todas las falacias habituales de los regímenes socialistas en cuanto a logros sociales, descansaban sobre un barril de petróleo a 140 dólares. En ese momento, Chávez debía haber diversificado la economía para reducir la hiperdependencia del petróleo y crear las infraestructuras necesarias para generar auténtica prosperidad. En su lugar optó por el culto desmedido a su persona, sobredimensionar el sector público hasta el paroxismo, desplegar un sistema de represión para aniquilar el disenso y efectuar de forma ineficiente, minúsculas transferencias de renta a un sector de la población, con el objetivo de comprar su apoyo, manteniéndoles en un estado de perpetua pobreza tutelada. Petróleos de Venezuela ha padecido una gestión infame y corrupta, por la cual ha visto reducida su producción a la mitad. El régimen chavista se ha apropiado de los recursos naturales y los han utilizado para el control geopolítico de América Central, así como para sostener a la dictadura amiga de Cuba.
Represión, hiperinflación y pobreza
Si a todo ello le sumamos la bajada drástica de los precios del crudo, una política económica desquiciada y la corrupción de Estado, el caos está servido. Como perfecto compañero del mismo, una dictadura terrible gestada desde la primera elección de Chávez, siendo esa la única vez que ganó unas elecciones libres y competitivas. A partir de entonces, procesos electorales controlados por el poder y con la oposición amenazada y encarcelada.
Así las cosas, la represión política y la hiperinflación económica se han instalado en la vida de los venezolanos. El Gobierno practica una política económica que consiste en quitar ceros a los datos económicos. Para reír, si no fuera por su traducción en sufrimiento insoportable para la población venezolana, que huye del país acosada por el hambre y la violencia. Bajo el chavismo, Venezuela se ha convertido en uno de los países más violentos del mundo y el venezolano medio ha perdido 11 kilos. Nada nuevo bajo el sol, el socialismo quiere tanto a los pobres que los multiplica sin cesar.
El régimen se dirige hacia su merecido ocaso. Estados Unidos, reconociendo a Juan Guaidó como presidente legítimo, lideran la acción internacional contra Maduro, que desperdicia una oportunidad tras otra para dar por concluida la enésima y fracasada aventura socialista. La situación camina de forma inexorable hacia el estallido social contra el régimen, que responderá con represión sin límites. Entonces, una intervención militar comandada por EEUU, apoyada por Brasil y Colombia, combinada con el apoyo de la sociedad civil de Venezuela será una posibilidad real y Maduro puede acabar compartiendo destino con otro de sus ídolos, Nicolae Ceaucescu.
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