CHEQUEO AL JUICIO DEL 'PROCÉS'

'Heavy-handed'

La prueba presentada por la acusación no está sustentando en absoluto la existencia de violencia insurreccional

El tribunal que juzga a los líderes y políticos independentistas, durante una sesión del juicio.

El tribunal que juzga a los líderes y políticos independentistas, durante una sesión del juicio.

Jordi Nieva-Fenoll

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Cuando hablo con otros profesores extranjeros acerca del 'procés', casi todos me acaban diciendo que lo que hicieron los políticos independentistas fue inaceptable, pero al mismo tiempo formulan dos ideas igualmente relevantes: la primera, que no se pueden sancionar penalmente movilizaciones pacíficas en democracia, aun consistiendo en un referéndum ilegal o una absurda declaración de independencia; la segunda, que la reacción de las autoridades españolas está siendo 'heavy-handed'; es decir, excesiva, de mano dura. Lo dicen fundamentalmente por la acusación de "rebelión" y por las ya larguísimas prisiones provisionales. A esa acusación reaccionan con una sonrisa irónica. Respecto de las prisiones, expresan estupor.

Recuerdo la primera vez que oí esa expresión inglesa. Fue en una antigua película excepcionalmente interpretada por Boris Karloff en la que el actor daba vida a unos textos magistrales, recomendando moderación a Henry Daniell tras un intento de agresión, recordándole que el exceso en la respuesta puede ser contraproducente. Ninguno de los dos acaba la película.

Está dando muy poco  de sí -de momento- la prueba presentada por la acusación, que no sustenta en absoluto la existencia de violencia insurreccional. Han existido sobreactuaciones y olvidos selectivos de algunos testigos que han sido censurados por el presidente del tribunal. Ha habido ya algunas declaraciones contradictorias. Por ahora, lo único demostrado -nadie las negaba- son las famosas "murallas humanas" en algunos colegios electorales, que, aunque descritas en términos tremendistas, constituyen un ejercicio de resistencia pasiva; es decir, no violenta, que en absoluto cabe comparar con una revuelta, salvo que queramos acusar a Ghandi, entre otros, de violencia. Sin que ello suponga comparar a Ghandi con los políticos independentistas acusados en este proceso, porque hay que dejarlo claro, en nada se parecen. Tampoco a Mandela, ni a Martin Luther King ni a Rosa Parks. Pero sí que utilizaron todos ellos métodos de resistencia pasiva. Mandela incluso bastante más que eso.

Reconocer errores

Casi todos esos compañeros extranjeros me dicen que echan de menos un acto de reconocimiento de errores por parte de los políticos independentistas. No un simple "lo hicimos muy mal", sino un explícito "ese no es ni va a ser el camino". Entienden, y no se engañan, que España es una democracia, y que el comportamiento de los políticos independentistas durante aquellos meses decía serlo, pero no lo fue con las leyes del 6 y 7 de septiembre del 2017, o cuando se insistió en dar por válido el resultado de un referéndum celebrado sin garantías suficientes.

La democracia no es solo votar, sino también suspender un acto reivindicativo en forma de votación popular que tu propia policía te recomienda no celebrar. También es democracia cumplir con las normas, y no lo es aprobar a la carrera y por la puerta de atrás unas leyes inconstitucionales y sobre todo efímeras con precarias mayorías. De hecho, de nada sirvieron esas leyes.