LA CLAVE

Última oportunidad para la prensa

La UE toma partido por los editores tradicionales frente a Google

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Albert Sáez

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El Parlamento europeo debate este martes el texto final de la Directiva sobre los derechos de autor y derechos afines en el mercado único digital. El texto, como acostumbra a pasar en la UE, ha pasado por el tortuoso camino de la codecisión entre el Consejo (los Estados miembros) y el Parlamento (los parlamentarios elegidos desde los Estados miembros). El texto pretende actualizar el derecho a la propiedad intelectual de acuerdo con los imperativos del entorno digital. No es fácil porque aquí siempre chocan los viejos colosos con los nuevos. La Directiva propone cosas de sentido común, como la posibilidad de renunciar a los derechos de autor en el caso de contenidos educativos o de divulgación de carácter transfronterizo. Uno de los aspectos más polémicos es el artículo 11 que en ela versión definitiva ha pasado a ser el 15 y que faculta a los editores de prensa a poder cobrar por la utilización de sus contenidos en las plataformas digitales de agregación o en los buscadores tipo Google. Si la cosa no se tuerce, el Parlamento europeo les va a facultar para poder negociar. Veremos si después se llega a acuerdos que beneficien a ambas partes.

Con este gesto, Europa apuesta por tener unos editores de prensa fuertes y con capacidad de generar ingresos que les permitan crear contenidos de calidad alejados de las fake news La dinámica de los últimos años, propiciada por un cambio de hábitos de los usuarios, ha provocado que quienes reciben los ingresos derivados del consumo de los contenidos no sean quienes los producen. Hasta ahora, medios y plataformas se han necesitado pero han vivido de espaldas. La Directiva pretende forzar el acuerdo. Para ello, tendrán que desaparecer las posiciones altivas. Estos derechos afines que se les reconocen a los editores por un período de dos años no van a devolver las alegrías económicas de otros tiempos. Van a paliar las penurias actuales y en todo caso van a dar tiempo para que los creadores de contenidos recuperen la confianza de la audiencia en forma de pago de los usuarios. Es, posiblemente, la última oportunidad porque la siguiente generación de ciudadanos lo verá de manera muy distinta.