Política sin gracia

Payasos locos

Podrían resultar graciosos como humoristas, pero son políticos que están presentando y representando ideologías que proponen echarnos hacia atrás en el tiempo, recortar derechos y opiniones. Prohibir, prohibir, prohibir

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Rosa Ribas

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¡Lo que nos reímos con Mariano Rajoy! En muchos programas de humor los cómicos comentan cuánto lo echan de menos, pues era una fuente inagotable de frases míticas, algunas de las cuales ya se han integrado en el habla popular, como la del alcalde y el vecino. Dejó grandes momentos para las antologías de la comicidad involuntaria. Los nuevos, y algunos de los que quedaron, siguen su estela humorística.

Si no fueran tan atroces algunas de las propuestas que salen de la boca de muchos políticos de la derecha, podríamos darnos cuenta de lo ridículos que son. Si no fuera porque son capaces de decir barbaridades que atentan contra la más elemental dignidad de los seres humanos. Si no fuera por propuestas, como la que hizo Pablo Casado de retrasar la expulsión de aquellas mujeres inmigrantes sin papeles mujeres inmigrantesque dieran a sus hijos en adopción, podríamos mirarlos con objetividad y lo que veríamos entonces seguramente nos daría risa. Pero después ves esos ojos. Y debajo, esa sonrisa. Esa expresión de beatífica complacencia bajo la mirada vacía, y se te van de golpe las ganas de reír.

Como cuando ves imágenes de ese otro tipo, ese al que le gusta filmarse a lomos de un caballoal que le gusta filmarse a lomos de un caball. Ves el vídeo y por la expresión que pone te imaginas que en el interior de su cabeza resuena la melodía de los títulos de crédito de 'Curro Jiménez'. O quizá 'Mi jaca'. Y casi te reirías, porque es también bastante ridícula esa pose, pero entonces te acuerdas de lo que dice en cuanto le quitan el caballo y le ponen un micro, y te preguntas a qué se deberá ese odio tan profundo a las mujeres, a los inmigrantes, a los homosexuales. Y por qué está empeñado en llevar armas.

Hablan, gesticulan, sonríen como personajes casi caricaturescos. Podrían resultar graciosos sobre un escenario, como parodias, pero es que no son humoristas, sino políticos que con estas frases y poses absurdas están presentando y representando ideologías que proponen echarnos hacia atrás en el tiempo, recortar nuestros derechos, censurar nuestras opiniones… Prohibir, prohibir, prohibir. Y aun así parece que hay mucha gente dispuesta a dar las riendas del país a personajes ridículos, al payaso loco.