Ventana de socorro

Mis madres

Sin tantas mujeres que siembran y cuidan, ni los hijos llegarían a ser astronautas, ni los maridos astrofísicos

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madres nombres hijos / FERRAN NADEU

Ángeles González-Sinde

Ángeles González-Sinde

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El martes pasado en Caixaforum de Madrid, la escritora Belén Gopegui pronunció una conferencia que tituló “Ella pisó la luna, ellas pisaron la luna”. Se enmarcaba en el ciclo “Ni ellas musas ni ellos genios” que dirigen Laura Freixas y Pilar de Foronda, una actividad que busca desmontar desde una perspectiva feminista el arquetipo de que ellos hacen mientras nosotras somos contempladas.

Belén Gopegui eligió como binomio para su charla no una pareja de artistas célebres, sino a sus propios padres, Luis y Margarita: astrofísico de prestigio internacional él y ella… desconocida para todos nosotros. Cuanta más distancia y más objetividad parecía poner Belén en su reconstrucción de la biografía de su madre, más crecía la emoción en quienes la escuchábamos. Aprendimos que Margarita Durán dedicó 27 años de su vida al cuidado de su hija Miriam, nacida con parálisis cerebral, y que, a partir de esa tarea de cuidado, encontró el modo de canalizar sus preocupaciones sociales e intelectuales primero en la Fundación del padre Llanos en el Pozo del Tío Raimundo y después en Amnistía Internacional. Supimos del determinante papel de Margarita para, gracias a su inteligente perseverancia, lograr que en España se iniciara un proceso judicial contra la dictadura militar argentina por los miles de desaparecidos.

Los lectores de las novelas de Gopegui estamos habituados a que las ideas de igualdad, feminismo, justicia, revolución sean centrales en su pensamiento y en el de los conflictos a los que somete a sus personajes. Lo que ignorábamos es que la raíz en esas ideas está directamente en su madre. Eso es lo que nos quiso demostrar a todos con la conferencia. De manera metódica, como es habitual en Belén, sin dejar nada al azar ni permitirse recursos estéticos vacíos ni sentimentalismos, nos pidió que hablásemos mientras podamos con nuestras madres, que les preguntemos sobre sus vidas, sus actividades, sus creencias. Porque, aunque no estuvieran físicamente allí, sin tantas mujeres que siembran y cuidan, ni los hijos llegarían a ser astronautas, ni los maridos astrofísicos.