Al contrataque

Lazos privados, bronca pública

Los lazos, la bronca y un 'president' atorrante son lo único que queda de la florida utopía independentista

Momento en el que se cambia la pancarta con el lazo amarillo por otra con un lazo blanco en la Generalitat

Momento en el que se cambia la pancarta con el lazo amarillo por otra con un lazo blanco en la Generalitat. / periodico

Xavier Sardà

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Los sueños colectivos hastían y en su mayor parte solo sirven para suplir la falta de miles de sueños individuales. El sueño colectivo se manifiesta casi siempre por una tendencia al entusiasmo, la nostalgia y una perceptible falta de civilidad. Su impotencia empática convierte los sueños colectivos en un desasosiego para quienes no los comparten. Los sueños colectivos 'forofizan' los argumentos y victimizan su causa ante los presuntos designios desfavorables y los enemigos siempre inexorablemente atroces. Las pasiones futbolísticas se reconvierten en tesis políticas emocionales, que no admiten el empate y buscan la lesión. Los lazos, la bronca y un 'president' atorrante son lo único que queda de la florida utopía.

El sueño de la independencia lo pueden compartir herederos de las 400 familias que se enriquecieron durante el franquismo, nietos de republicanos, comunistas y anarquistas que se mataron entre ellos en la retaguardia durante la guerra civil, o descendientes de carlistas y liberales que lucharon entre sí en las guerras carlistas en Catalunya… Vamos, que el enemigo no siempre viene de fuera. El sueño de la independencia lo comparten también cientos de miles de ciudadanos de buena fe.  El problema es si el sueño es propio o vicarial. Vamos, si el sueño es de cada ciudadano o inferido por una clase política con una exquisita estrategia de comunicación a la que los mismos líderes han sucumbido. Como dice Pau Luque, sentirse agraviado, no significa serlo.

Cerca del 95% de lo que soñamos se olvida segundos después de haber despertado. Esto ocurre porque salimos del estado de ensoñación de manera abrupta pasando al estado consciente en segundos.

Pensando en ello, una serie de científicos, encabezados por Hunter Lee Soik, se encuentran desarrollando una aplicación para el móvil que consiste en una alarma inteligente que te despierta de forma gradual y que servirá como un diario de los sueños. Entre el equipo, se encuentra el neurocientífico sevillano, Umberto León Domínguez, director científico del proyecto.

Después de grabar tu experiencia, responderás una serie de preguntas como qué sensaciones tuviste durante el sueño, si fue lúcido u onírico y le colocarás ciertos algoritmos que lo clasificarán por tópicos.

“Luego tendrás la opción de compartir tu sueño de forma anónima en la base de datos o guardarlo para ti en una especie de diario. Estando en esta gran base de datos mundial, se mezcla la información con la de otros usuarios y de esta forma podremos descubrir el subconsciente del planeta”.

Vaya, observo que también quieren convertir en colectivos los sueños personales. Eso sí, puede que el subconsciente planetario sea mejor que el consciente. Amén.