MIRADOR

La frontera del absurdo

El sainete de los lazos no oculta que el independentismo gobernante vive al día, huérfano de una estrategia no ya inequívoca sino únicamente precisa. Solo la causa de los presos mantiene aún el encaje

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LUIS MAURI

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"Esto es el juego del gato y el ratón, pero sobre el filo de la navaja". Una de las crónicas de Fidel Masreal en este diario sobre el sainete de los lazos amarillos colgados de edificios públicos contenía esta piedra preciosa. Es la descripción de la situación que hace un 'conseller' de la Generalitat. Una auténtica declaración de principios. La definición sugiere un pasatiempo atractivo, un juego para móviles con una combinación infalible de diversión, riesgo, excitación y astucia. El juego del gato y el ratón…, redoble de tambor…, ¡más difícil todavía!..., segundo redoble…, ¡en el filo de la navaja!

En esto parece enfrascado a perpetuidad el Gobierno de Torra. Un juego para móviles. Otro 'conseller' desarrolla en la misma crónica el concepto principal del desafío: "Se trata de evitar aparecer con los pantalones bajados ante los independentistas hiperventilados, pero cuidando al mismo tiempo de no jugarnos la inhabilitación". Los hiperventilados y los otros. Una competición interna interminable. La vieja pugna por la hegemonía nacionalista. Este es el único combate real que se libra hoy en Catalunya, después del fiasco de la unilateralidad. La lucha no es ya por la independencia: la correlación de fuerzas con el Estado y entre la propia población catalana manda. ¿Lo fue en realidad (hay que subrayar: en realidad) alguna vez? La lucha es por el liderazgo de la causa independentista.

Apremiante deseo

Después de una semana y media, la Junta Electoral se ha cansado de juegos con el móvil. Ha puesto a Torra en manos de la Fiscalía por la última astucia (cambiar el color de los lazos independentistas en lugar de acatar la orden de retirarlos) y ha ordenado a los Mossos que quiten los símbolos partidistas de los edificios públicos mientras dure el período electoral. Pese a la prevención del 'conseller', Torra sí se juega al final la inhabilitación. No parece una gran penalidad para un 'president' que en más de una ocasión ha dejado ver a sus interlocutores su apremiante deseo de verse liberado del cargo para el que fue ungido, y también uncido, desde Waterloo.

Torra reorganizará ahora el Govern para cubrir las bajas de las 'conselleres' Artadi Borràs. Son incontables los cambios, crisis y relevos en el Ejecutivo de la Generalitat desde la restauración nacionalista en el 2010. Su acción de gobierno, por el contrario, es manifiestamente ínfima. Se limita a los grandes recortes sociales del bienio 2011-2012, que dejaron en cueros el estado del bienestar. Después de eso, poca cosa más que redobles de tambor, como las leyes sociales concebidas en su mayoría para ser bloqueadas por invasión de competencias estatales. Juegos para móviles y música hipnótica. La banda sonora de un relato mitológico que se estrelló contra los acantilados de la realidad en el 2017.

Más tambores

Desnortado y enredado en sus guerras intestinas, el independentismo gobernante vive  hoy al día, huérfano de una estrategia no ya inequívoca sino únicamente precisa. Solo la causa de los presos mantiene aún el encaje. El Govern actúa como si en Catalunya no hubiera listas de espera quirúrgicas, ni faltaran becas universitarias o ayudas a la dependencia o empleo juvenil… Y así se permite despreciar una inyección extra de 2.000 millones. En vez de eso, más tambores, aún a riesgo de que el redoble rompa la barrera del absurdo.