análisis

El regreso del hijo pródigo

zidane

zidane / periodico

Mónica Marchante

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Pocas crisis tan profundas y a la vez tan bien maquilladas como la del Real Madrid este año con el sorprendente regreso de Zizou al banquillo blanco. “Quien tuvo, retuvo”, reza un dicho popular español. Es innegable que la habilidad del presidente del Real Madrid para sacarse al único conejo de la chistera que le quedaba, es digna de elogio.

El regreso del entrenador que plantó al club en mayo viendo venir el descalabro con la astucia que le caracteriza, tiene muchas aristas aún por explorar y plantea nuevas incógnitas, aunque haya devuelto sin ninguna duda la ilusión perdida a la mayor parte del aficionado.

La alineación de Zidane en el arranque de esta nueva etapa fue toda una declaración de intenciones, un mensaje con doble destinatario. Por un lado dio cariño y consideración a los defenestrados por el anterior entrenador, saltándose la inactividad de meses de Isco para darle la titularidad o la baja forma de Marcelo. Los puso a todos en el once, y dejó a uno de los fichajes que él mismo habría desestimado a final de la pasada temporada en el banquillo. Y salió bien.

Lopetegui tardó dos partidos de liga en darle la titularidad a Courtois. Pero mantuvo a Keylor en la Champions en un modelo mixto que buscaba mantener la paz del vestuario y a la vez no incomodar a la zona noble. Un difícil equilibrio que duró lo que duró. Con la llegada de Solari, Navas no volvió a jugar. Ni siquiera en el último partido de la fase de grupos de la Champions, sin nada en juego, en un gesto que el costarricense recuerda como el momento más difícil, según ha reconocido en la Cope en estos días: “Fue feo, se dio oportunidad de jugar a casi todos mis compañeros y a mí no.”

De todo lo que dijo Navas en la entrevista con Juanma Castaño, lo más relevante es lo que se lee entre líneas, cuando confiesa que ”tenía claro que con Solari no iba a jugar, hiciera lo que hiciera”.

Por si aún no está claro, ahí va el remate:”Sé que Zidane me va a decir la verdad, eso me da muchísima tranquilidad”. Un sentimiento que no debió tener con el entrenador anterior, posiblemente mucho más permeable por razones obvias a los gustos de la planta noble.

El segundo mensaje de Zidane con su alineación, iba al palco. Aquí mando yo y estas son mis condiciones.

El tercer mensaje tiene que llegar en mayo, será mucho más difícil y arriesgado y marcará la reconstrucción del Real Madrid. La pregunta es si el hijo pródigo sabrá salirse del papel protector y de agradecimiento a quienes tanta gloria le dieron, y poner las cruces en las casillas correctas. Si además de ser Zidane, ganar tres Champions como entrenador, irse antes de la tragedia¡ y volver a hombros, logra ser el primer director deportivo de la era Florentino, habrá que hacerle un monumento en la Castellana. Y decir ¡chapeau!