La edad no importa si eres Noam Chomsky

Ahora mismo, en Tucson, la ciudad más poblada del sur de Arizona, de día hace calor y de noche humedece y hace frío. Los saguaros viven bien en el espectacular desierto de Sonora. Son miles de cactus del tamaño de un árbol rodeados de un silencio seco, de carreteras y de años. Los hay que llegan a 150 años.

Al otro lado, una enorme universidad es el reclamo de miles de estudiantes, muchos venidos del norte de Estados Unidos. Polideportivos, un estadio de fútbol americano, restaurantes, tiendas... Solo eché de menos a Marty McFly.

En uno de sus cuidados edificios, Noam Chomsky camina despacio, a un paso corto, arrastrando los pies y sin desviar la mirada del suelo. Valérie, su compañera, le ayuda hasta llegar a su despacho. Con 91 años, el que es considerado el filósofo actual más influyente imparte clases de lingüística en la Universidad de Tucson. Su despacho es un espacio pequeño con pocos libros. Entra Chomsky, saluda, se sienta y espera. Comienza la entrevista.

En la primera respuesta ya se percibe la magnitud del personaje. Con una sonrisa agradecida y una mirada despistada responde como si fuera un texto argumental. Usa formulaciones clásicas como 'en primer lugar', 'en segundo lugar', 'por ejemplo' y 'en conclusión'. Entras en un universo que te fascina, no solo por la profundidad y por el respeto que genera, sino también por la constatación de cómo la debilidad física, la sequedad, no tiene por qué corresponderse con la fortaleza mental. Excede en el tiempo pactado, poniendo nerviosa a Valérie, y responde a las preguntas siempre con perspectiva histórica.

Sus palabras pinchan. Chomsky te hace sentir, contrariamente a lo que se propone, un privilegiado. Te hace encontrarte solo, en un desierto lleno de cactus, donde tu propio pensamiento te lleva a utilizar un lenguaje antisistema. La conversación se verá el domingo, 24 de marzo por la noche en 'Quatre gats' de TV-3, pero la percepción que tuve es que Chomsky es en sí mismo un acto de resistencia, un árbol en un desierto donde la edad no importa si eres un saguaro de Arizona.