Peccata minuta

Viajes y excursiones

Dos días antes que Inés y Pedro, Torra se calzó las chirucas para recorrer junto al exlendakari Ibarretxe el camino del exilio -ese, sí- de sus antecesores Companys y Aguirre

Protesta organizada por Ciudadanos el domingo en Waterloo.

Protesta organizada por Ciudadanos el domingo en Waterloo. / HORST WAGNER

Joan Ollé

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ciudadanos, después de sus excursiones facultativas a Alsasua y Amer, decidió el pasado domingo peregrinar hasta la patria de Tintín para posar en grupo -¡Lluísssss!- ante la regia fachada de la Casa de la República de Moulinsart, como había hecho algunos ridículos antes su compañero de viaje -nunca mejor dicho- Albert Boadella.  La agencia de viajes Cs puso tan poco empeño en la logística de la romería a la ciudad de Napoleón  que su alcaldesa, 'madame' Florence Reuter -que también suena a agencia- ha abierto a los naranjas un expediente sancionador por convocar, sin autorización municipal, una molesta manifestación matutina en un barrio residencial, taladrando los tímpanos de exiliados y vecinos con un ruidoso grupo electrógeno que solo el profesor Tornasol y su trompetilla de sordo desoyeron. Multas también por aparcar los automóviles de mala manera, tal vez debido a las prisas de Doña Inés por instalarse en Madrid, próxima escala de su travesía España adentro. Quede para la historia la puerta entreabierta de Chez Puigdemont, que se me antoja el hueco de fondo de 'Las meninas' por la que aparece, en contraluz, Albert Rivera.

El mismo día fue también el escogido por Pedro Sánchez para hacer campaña electoral  en tierra extraña, «nord enllà», haciéndose suyos los  votos de Antonio Machado, Manuel Azaña y los 450.000 españoles acogidos en los campos de Argelès. Al candidato a presidente por el partido de Pablo Iglesias -quien contempló en su manifiesto fundacional el derecho a la autodeterminación de los pueblos de España- solo se le ocurrió depositar una ensaimada rojigualda sobre la tumba de Machado, poeta que lució en su lecho de muerte una rotunda bandera tricolor. Sánchez fue mucho más lejos que la pancarta de Arrimadas; la suya rezaba: 'La república no existió'.

Cerca del cementerio, algunos centenares de independendistas locales coreaban: «¿Ni Espanya ni França; Països Catalans!» Debían conocer aquellas anacrónicas  palabras de Don Antonio: “No hay que empeñarse en que nuestros niños hablen más lengua que la castellana, que es la lengua imperial de su patria. El francés, el inglés, el alemán, el italiano deben estudiarse con el latín y el griego, sin ánimo de conversarlos”.

Quim Torra, presidente delegado, viaja y gasta más que legisla: 120.000 euros en seis meses. Bruselas, Bruselas, Bruselas, Bruselas, Washington, Eslovenia, Escocia (Ponsati), Suiza (Rovira), Madrid (Tribunal Supremo)... hasta que, harto de asfalto, un viernes perfectamente laborable, dos días antes que Inés y Pedro, se calzó las chirucas para recorrer junto al exlendakari Ibarretxe el camino del exilio -ese, sí- de  sus antecesores Companys y Aguirre. ¿La política catalana? Cerrada por excursiones.