El inminente ciclo electoral

Más difícil todavía

Cuando Sánchez convocó elecciones generales hizo saltar por los aires la campaña barcelonesa de las municipales

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Eva Arderius

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Había expectación con las elecciones municipales de mayo, especialmente con las de Barcelona. Se preveían imprevisibles y emocionantes. Con un cartel renovado, solo dos candidatos, Ada Colau y Jaume Collboni, repiten, con incorporaciones sorprendentes como la del exprimer ministro francés, Manuel Valls, con el retorno a la política municipal del apellido más ilustre, Maragall, y con un candidato, Joaquim Forn, encarcelado como muestra de la excepcionalidad y la crudeza del momento político. Añadía interés el hecho de ser el examen definitivo a Ada Colau y su gobierno después de su primer mandato. Las municipales de Barcelona también se veían como un buen termómetro para medir la fuerza del soberanismo y el constitucionalismo en la capital catalana. Estas elecciones lo tenían todo para atraer todos los focos y toda la atención mediática. Esto era así hasta el pasado viernes.

Cuando Pedro Sánchez convocó elecciones y marcó en rojo la fecha del 28 de abril en el calendario hizo saltar por los aires la campaña barcelonesa. Las generales se avanzan a las municipales y esto quiere decir que las locales quedan irremediablemente eclipsadas. Quedan descafeinadas y se prevé complicado debatir sobre el tranvía, las superilles y los carriles bici. Será muy difícil hablar de Barcelona y no entender las municipales como una segunda vuelta de las elecciones al Congreso de los Diputados.

Esta es la consecuencia más previsible de la poca distancia en el calendario entre unas urnas y las otras, pero hay más. El primer efecto y el más inmediato es que complica la elaboración de las listas. Los partidos ya tenían un difícil puzle con las locales y las europeas, pero ahora tienen que rehacer el trabajo hecho o buscar candidatos debajo de las piedras. Veremos cambios de planes a toda prisa. Algunos que ya tenían un billete para Bruselas o formaban parte de una lista barcelonesa quizás acabarán convirtiéndose en usuarios del AVE dirección Madrid.

Un escenario complejo

Para ordenar y distribuir nombres no ayuda el contexto, ni el juicio del 'procés', ni tampoco el difícil equilibrio para contentar todas las sensibilidades políticas que hay en la mayoría de formaciones. En el caso de Barcelona, todo se juega en los primeros puestos. En el mejor de los casos no se podrá garantizar nada a partir de la décima posición. Y todas estas decisiones se tendrán que tomar en tiempo récord. Los candidatos a las municipales tendrán que estar listos el 12 de abril, ese día empezarán una larga campaña como teloneros y la acabarán como principales protagonistas. Sobre el escenario no veremos ni el número dos, ni el número tres de cada lista, habrá tándems o tríos formados con el cabeza de cartel de las generales, las europeas y las municipales. No habrá dos campañas, habrá una non stop que no acabará hasta el 26 de mayo y una vez hayamos vaciado las urnas se tendrá que parar y empezar lo más difícil. Habrá que poner orden, respirar y recuperarnos de una borrachera de papeletas y mensajes electorales, habrá que interpretar que han dicho los votos, negociar y pactar para formar gobiernos, porque antes habrá sido imposible. No se prevé una primavera plácida. Así que mucha paciencia para todos.