CRISIS EN EL PAÍS CARIBEÑO

Solidaridad europea con Venezuela

La urgencia está en la distribución de la ayuda humanitaria que espera en la frontera de Colombia

Nicolás Maduro

Nicolás Maduro / periodico

Cristina Manzano

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Hace tiempo que Nicolás Maduro perdió la batalla de la imagen internacional y desde luego hechos como la expulsión de un grupo de eurodiputados, encabezados por el español Esteban González Pons, no le van a ayudar. Es más, es el medio más rápido y seguro de conseguir propaganda negativa sobre la falta de libertades en Venezuela. Acostumbrado al control sobre los medios y sobre sus diputados no sabe, o no le importa, la caja de resonancia que supone cualquier acción contra miembros del Parlamento Europeo.

Un Parlamento Europeo que ha sufrido acciones similares anteriormente. En España han tenido eco especialmente las diversas ocasiones en las que Marruecos ha expulsado o no ha permitido la entrada de europarlamentarios que pretendían visitar los territorios ocupados y pulsar la realidad del Sáhara Occidental, con argumentos similares: van a distorsionar, a conspirar…

Más allá del aspecto político, con toda su relevancia, entra también en juego el factor humano. Hay algo muy humillante en la actitud altiva de muchos funcionarios de aduanas; esos que pasan la mirada desconfiados del pasaporte a tu rostro, de tu rostro al pasaporte, y que tienen la potestad de devolverte, generalmente sin miramientos, por donde has venido. Una experiencia que viven a diario miles de viajeros en todo el mundo, pero de la que solo nos percatamos cuando nos toca en carne propia. Es lógica, por tanto, la indignación de la delegación del grupo popular europeo que ha sido expulsada.

Retirada de credenciales

Hay que medir, sin embargo, la respuesta. En sus declaraciones de regreso en Madrid, González Pons ha pedido a todos los países de la UE que retiren las credenciales de los embajadores de Maduro y que la Unión Europea se retire del grupo de contacto internacional que busca impulsar unas elecciones democráticas como salida a la crisis venezolana. Esto sería un error.

El argumento del eurodiputado popular es que la Unión no puede enviar funcionarios a Caracas –en referencia a una próxima visita técnica, en el marco del trabajo del grupo de contacto-, mientras sus representantes políticos -que iban por invitación al grupo popular europeo y no en visita institucional- son expulsados del país.

Pero en la guerra de legitimidades en la que se halla inmersa Venezuela, hay que tratar de mantener las escasas vías existentes que permitan una salida pacífica del 'impasse'.

La solución política no parece cercana y la intervención exterior debería quedar totalmente descartada. La urgencia está en la distribución de la ayuda humanitaria que espera en la frontera de Colombia. La delegación europea que formaba parte de esta visita fallida ha sido invitada por el Gobierno colombiano a participar en el corredor que se está preparando para el próximo fin de semana. Es una fantástica noticia que miembros del Parlamento Europeo trasladen su apoyo en el alivio de la terrible situación por la que pasan millones de venezolanos. Sería también fantástico que esta loable acción no se utilice con fines partidistas. La solidaridad en un caso como este debe estar por encima de luchas ideológicas y de batallas electorales.