La clave

Carnets de izquierdas

Los conversos a Sánchez quieren abrir una purga para perseguir herejes en Catalunya y en España

Alfonso Guerra en 'Salvados'

Alfonso Guerra en 'Salvados'

Albert Sáez

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Se acusa, y con razón, a los sectores más exaltados del independentismo (empezando por Quim Torra) y del nacionalismo español (CasadoRivera y Abascal) de pasarse el día repartiendo carnets de buenos y malos catalanes y/o españoles. Esta pulsión no es nueva ni exclusiva del nacionalismo como algunos afirman una y otra vez. La historia de las confesiones religiosas, por ejemplo, está llena de persecuciones contra los herejes. Y el mal también afecta al ámbito político o sindical. ¿Cuántas versiones "auténticas" del Partido Comunista compitieron en las primeras elecciones democráticas? Innumerables. Ahí está aún la Falange "auténtica" aun cuando la tradicional ya se disolvió. La convocatoria del 28-A y el empeño de Pedro Sánchez en recuperar la hegemonía a la izquierda de Ciudadanos ha hecho que algunos pelotas se pongan a repartir carnets de izquierda. Es un argumento fácil para desacreditar el voto útil que se puede escapar aún a Podemos o, en el caso de Catalunya, a Esquerra que ya prepara algún guiño en su candidatura hacia esos mundos. Expulsar al competidor, y visto lo visto futurible aliado, del campo de la izquierda pretende unos efectos similares a los que buscan quienes propugnan borrar del censo a los que no están dispuestos a votar a favor de la independencia.

En este punto, Sánchez demuestra mucha más inteligencia que los neoconversos que se quiere reconciliar con él tras pasar una temporada con Pablo Iglesias. El líder actual del PSOE ha entendido pefectamente que una de las pulsiones de esta época es el dogmatismo, antesala del fanatismo. Y huye de esos arquetipos a la velocidad de la luz. Porque la izquierda, toda ella, está plagada de impurezas y, afortunadamente, de mestizaje. Alfonso Guerra lo explicó com meridiana claridad en la punzante entrevista que le hizo Jordi Évole. El "descamisado" Guerra explicó que muchos jóvenes de buena familia se hicieron del PSOE o del PCE huyendo del franquismo pero sin ninguna convicción ideológica. Se atrevió a dar dos nombres, dos de sus bestias negras: Miguel Boyer y Ramón Tamames. Podría haber añadido muchos más: Javier SolanaNarcís SerraJosé Bono... La izquierda, cuando es inteligente, no pide carnets ni tampoco los da.