CONTRAPUNTO

Trabajo decente y nuevas tecnologías

Protesta de los repartidores de Glovo en Barcelona.

Protesta de los repartidores de Glovo en Barcelona. / periodico

Salvador Sabrià

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Cuando es necesario acudir a los tribunales o manifestarse en las calles para reclamar lo obvio, como el respeto a los mínimos derechos laborales, se constata que se está produciendo un fuerte retroceso en este campo. Hasta el punto de que la balanza del discurso dominante empieza a decantarse hacia el lado de la justificación de fórmulas de explotación laboral, elusión de impuestos o rebajas en los sistemas de protección social con el argumento de que se trata de empleos creados gracias a las nuevas tecnologías. Uno de los mantras más utilizados para justificar que se creen negocios cuyo éxito se basa, en gran parte, en los bajos ingresos de sus trabajadores en relación con los que obtiene la compañía vanguardista es calificar de enemigos de la modernidad a los que abogan por condiciones dignas en estas ocupaciones. O que esto es el futuro, el manido “es lo que hay”, y que es mucho mejor un mal empleo que ninguno. Tantos años de luchas por un trabajo decente y bien pagado no pueden tirarse por la borda porque un algoritmo permite poner en contacto inmediato las necesidades o deseos de un consumidor y un restaurante, y para ello una persona montada en una bicicleta, o incluso corriendo por la calle con una caja a las espaldas, transporte la comida o el regalo solicitado por cuatro duros y con muchos menos derechos que un empleado de servicios similares que ya funcionaban antes de las nuevas tecnologías.

Exigir un empleo que cumpla condiciones legales no es estar contra la modernidad

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha recalcado en su último informe “Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: tendencias 2019” que solo habrá un desarrollo sostenible si entre sus principales pilares están la igualdad y el trabajo decente. Y reclama a los responsables políticos y empresariales que no obvien estas cuestiones porque las consecuencias a corto y medio plazo pueden ser devastadoras para una buena parte de la población que pase a formar parte del mundo del trabajo. Si ello no se tiene en cuenta, “se corre el riesgo de que algunos de los nuevos modelos empresariales, en particular los propiciados por las nuevas tecnologías, socaven los logros conseguidos en el mercado laboral,  por ejemplo, los relativos a formalidad laboral y seguridad en el empleo, protección social y normas de trabajo”.

Está a punto de celebrarse en Mobile World Congress en Barcelona. Lo que empezó como una muestra espectacular de los avances vinculados a la telefonía es ahora la demostración de los cambios sociales que se están produciendo en prácticamente todos los ámbitos de la vida cotidiana con el uso  de las nuevas tecnologías. El debate sobre sus efectos laborales y la manera como estos avances deberían servir para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, y no para empeorarlas, tendría que estar más presente que nunca.

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