Al contado

¿Quién tiene miedo del voto electrónico?

El 75% del sufragio por correo para la Cambra de BCN del 2010 salió de una única dirección, según la justicia

Miquel Valls, presidente de la Cambra de Comerç de Barcelona.

Miquel Valls, presidente de la Cambra de Comerç de Barcelona.

Agustí Sala

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Parece mentira pero en una época como la actual, marcada por la tecnologíainternet... hay quien tiene miedo o recela del voto electrónico.  

Es lo que sucede con las elecciones a las cámaras de comercio catalanas, entre ellas la de Barcelona, a las que hasta ahora han anunciado que concurren el tándem Enric Crous-José María TorresRamon Masià y Carles Tusquets. Después de que la Conselleria de Empresa el verano pasado diera el pistoletazo de salida a los comicios y regulara el voto electrónico, un empresario impugnó la norma en defensa del sufragio por correo. Un medio que, por cierto, cada vez se usa menos en la vida empresarial.

El Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) desestimó las medidas cautelares que pidió Xavier Vallhonrat, presidente de la Asociación Catalana de Franquiciadores, que afectaban al reglamento del Ejecutivo catalán. Pero luego este recurrió al ministerio de Industria, que ha elaborado un borrador de orden que curiosamente sitúa en el mismo plano que el electrónico los votos presenciales y por correo.

Esta norma despliega una ley sobre cámaras de comercio del 2015, que, a juicio de la Generalitat, que ha presentado alegaciones al proyecto ministerial, es de su competencia. El Govern está convencido de que tiene razón y no prevé modificar su normativa y retrasar las elecciones fijadas para el 8 de mayo, aunque ya hay quienes prevén jaleo jurídico y demoras. 

¿A qué viene esta orden ministerial cuando solo quedan pendientes las elecciones camerales en Catalunya, Cantabria y Castilla-La Mancha y en algunas, como en la Comunidad Valencia (Alicante) se han hecho con voto electrónico? ¿Cuál es el propósito de que haya unas reglas para unas comunidades y otras para otras?

Y ¿por qué dinamitar las elecciones en Catalunya, cuando se apremió a la Generalitat a que convocara elecciones, ya que al estar intervenida por el Estado no pudo celebrarlas cuando correspondía?

¿Y por qué defender el voto por correo cuando el TSJC declaró nulo el emitido por esa vía, que suponía el 90,8% del total en las elecciones del 2010, las últimas celebradas y en las que se impuso Miquel Valls? Entonces solo resultaron válidos unos 800 votos, los presenciales, el 0,20% de un censo total de más de 390.000 empresas. Muchos empresarios se sorprenden hoy cuando los candidatos los visitan "¿Tengo derecho a voto? no lo sabía", afirman. No es de extrañar. 

Y la última cuestión: El 82% del voto por correo salió en el 2010 de tres direcciones de despachos de Barcelona y, en concreto, un 75% de una única  ¿Será por todo eso que hay quien defiende una modalidad de voto que permite controlar más los resultados; y que también haya quienes insisten en pedir más transparencia y una forma de votar que no asegura tanto los resultados porque facilita la participación?