Análisis

¿Cuánto puede cambiar el mapa catalán el 28-A?

Hay incógnitas y una es si habrá castigo electoral por la decisión de votar contra los Presupuestos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este viernes, durante su comparecencia para anunciar la fecha de las elecciones.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este viernes, durante su comparecencia para anunciar la fecha de las elecciones. / periodico

Joan Tapia

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El pasado domingo PP, Cs y Vox convocaron una manifestación en Madrid para salvar a España. Denunciaron que Pedro Sánchez era rehén de los independentistas porque había negociado la figura del relator (pecado mortal) y exigieron la aplicación a Catalunya de otro 155 pero más duro (cierre de TV-3) y por tiempo indefinido.

A las 72 horas, una conjunción del PP y Cs con ERC y el PDECat rechazaba los Presupuestos del Estado del 2019 y forzaba la dimisión de Sánchez, que había quedado en extrema debilidad. Y lo primero que dijo este viernes Pablo Casado es que el 28-A los españoles deberán optar entre un Gobierno que pacta con Quim Torra (el del PSOE) y otro -el suyo- que ya tiene a punto otro 155.

Los interrogantes

¿Cómo el independentismo ha disparado con tanta puntería contra sus intereses? Por la guerra de jefes (Carles Puigdemont y Oriol Junqueras), de aparatos (ERC, PDECat y Crida) y porque Puigdemont y Torra, que tienen secuestrado al PDECat, están fuera de este mundo. Su apuesta es 'cuanto peor, mejor'.

¿Cómo va a afectar este desconcierto al voto soberanista? Las elecciones generales no les son favorables. En las catalanas del 2015 y 2017 tuvieron el 47,8% y el 47,5% de los votos. Mucho, pero poco para proclamar que hablan en nombre de Catalunya. En las legislativas del 2016 -las últimas- tuvieron solo el 32% frente al 40,6% de los que 'grosso modo' defienden más autogobierno (comunes y PSC) y el 24,3% de los 'españolistas' (PP y Cs).

Claro que su fuerza en Madrid no se basa en los votos, sino en que sus diputados (17 sobre 47 catalanes) pueden, como se ha visto, decantar mayorías. Pero tras el advenimiento de la república, cualquier resultado por debajo de la suma de los comunes y el PSC les dejaría en un cierto ridículo. ¿Cómo seguir hablando de la república catalana con menos de un tercio de los votos? Y no parece que la suma de comunes y PSC (40%) pueda bajar, incluso puede subir, mientras que la de ERC (que en las encuestas sube) y la del PDECat (que baja) parece estancada. Además, no sabemos si habrá lista unitaria del independentismo -difícil- y hay la incógnita de cómo se presentará el PDECat y cómo se fabricará su lista.

Quizá Sánchez no sea digno de confianza, pero siempre parece preferible a otro 155. Y tratará mejor a los presos. Este viernes, entre las pruebas de la traición de Sánchez, Casado citaba que durante meses Junqueras y Jordi Sànchez han estado en prisiones catalanas dependientes de la Generalitat. ¿Es posible que la miopía política demostrada estos días por el secesionismo no tenga sanción electoral?

Y también veremos si a Cs le es rentable abogar por un 155 de máximos. En las catalanas del 2017, Cs fue el primer partido, con el 24,4% de los sufragios, al aglutinar mucho voto útil alarmado por la declaración unilateral. ¿Superará con el 155 este porcentaje? Sería un auténtico terremoto político. ¿Bajará? ¿Y cuánto?

Por último, ¿cuánto impulsará al PSC -alguna encuesta le pasa de la tercera a la segunda posición, tras ERC- la política de desinflamación de Sánchez?