IDEAS

La gangrena del amor

venus de medici  creada por clemente susini

venus de medici creada por clemente susini / periodico

Lucía Lijtmaer

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Recostada sobre un cojín, dentro de una vitrina, el rostro de una mujer mira hacia un lado. Tiene el pelo suelto, las piernas ligeramente dobladas, los brazos estirados y con los dedos parece apretar el cojín. Su pelo suelto le llega casi hasta la cintura y los mechones aparentan serpientes. Pero esta no es la figura de una medusa, sino una venus: su rostro está relajado, tiene los labios rojos, y un collar de perlas. Es la Venus de Medici, creada por Clemente Susini, y lo más llamativo de ella es que es un modelo anatómico. El cuerpo hermoso, los ojos, que parecen exhibir el brillo después del éxtasis, el cutis ruborizado: todo esconde lo que realmente es, una caja de vísceras y órganos. La mujer desnuda es un juego de piezas artesanal.

Eso describe la protagonista de la novela de Elena Stancanelli, 'La mujer desnuda'. Ella, Anna, incapaz de seguir adelante después de una ruptura sentimental, se obsesiona con La Otra, la nueva amante de su pareja, a la que llama Perro -simplemente porque tiene un perro, sin más-.

Perro lo tiene todo, Perro es una caja de sorpresas, como la Venus de Medici, Perro es todo el poder que le ha sido arrebatado. Y Anna sufre, delira, se humilla y, por encima de todo, se autodestruye, incapaz de moverse de ese lugar que es el fin de una pareja.

Cuando una pareja termina, dice Stancanelli, no puedes volver a ser quien eras antes. Romper implica desmembrar, arrancar, destrozar piel y huesos. Las simbiosis se acaban, y algo debe morir para poder seguir adelante. Quizás la novela sea, ante todo, lo más honesto posible: no hay nada tranquilo o plácido en el fin del amor. Stancanelli lo explica exactamente como se siente: la locura y el dolor se instalan con la lucidez de las místicas, de las iluminadas. Es por eso que quien insiste en rupturas asépticas y civilizadas probablemente se encuentre cuando pase el tiempo con una versión más aterradora que la Venus de Medici: lo que no se arranca con dolor se acaba pudriendo. Y todos sabemos que ninguna buena historia surge de una gangrena.  

TEMAS