Opinión | EDITORIAL

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El fracaso del diálogo

Al primer Gobierno dispuesto a negociar en años el independentismo solo le ofrece tumbarle los Presupuestos

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El diálogo entre el Gobierno de Pedro Sánchez y la Generalitat ha “encallado”, por usar la palabra que ha utilizado la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo. Fracasado tal vez sería la palabra adecuada, ya que esa es la sensación que transmitía en la rueda de prensa Calvo, rostro de un Gobierno atrapado en el fuego cruzado de una oposición desleal e irresponsable y de unos independentistas catalanes que plantearon la negociación en unos términos —el derecho a la autodeterminación plasmado en un referéndum y la intervención gubernamental en el proceso judicial a los líderes del ‘procés’— sobre los que ni este Gobierno español ni cualquier otro puede negociar.

Durante años desde Catalunya, y no solo desde las filas independentistas, se ha acusado al Gobierno español de inacción respecto al conflicto catalán. A esa inacción que personificaba Mariano Rajoy se le atribuía, con razón, haber agravado un problema ya de por sí con profundas raíces políticas, sociales, económicas, históricas y hasta sentimentales. La llegada de Sánchez a la Moncloa, moción de censura mediante, abrió una nueva fase. Por primera vez en años, Catalunya tenía en Madrid un Gobierno dispuesto a negociar tanto el día a día autonómico (mediante las comisiones bilaterales) como la crisis catalana entendida como un conflicto político. El límite, como no podía ser de otra manera, era el marco constitucional y estatutario. Este Gobierno, en situación de franca minoría en el Congreso, lo único que ha recibido por parte de los partidos independentistas es dos enmiendas a la totalidad a los Presupuestos, la exigencia de unas condiciones inaceptables y todo tipo de gestos provocadores y desplantes.

Así, pues, el independentismo debe reflexionar. Tal vez la manifestación del domingo que ha convocado la triple derecha le ayude a ello. PP, Ciudadanos y Vox se manifestarán para intentar forzar en la calle lo que no pueden en el Congreso, unas elecciones anticipadas. Sin Presupuestos, la legislatura se acorta, como admitió Calvo, y la alternativa a Sánchez pueden ser los convocantes de la manifestación. El PSOE (barones y exlíderes) también debería reflexionar. Si un gesto tan nimio como el del relator basta para incendiar el país (y el partido), sería conveniente que aportaran sus propuestas para solucionar el conflicto catalán. El Gobierno puede haber cometido errores, pero su soledad en este proceso es descorazonadora.