La metrópoli del futuro

Barcelona-2030

Ante el incremento de las críticas al monocultivo del turismo como único motor financiero de la ciudad tenemos que ofrecer alternativas, y la búsqueda de excelencia y su transferencia tecnológica es una de ellas

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Manel Esteller

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He participado recientemente, gracias a la amabilidad de los organizadores, junto a otros investigadores y gestores de la investigación en reuniones y foros sobre cómo debe ser la Barcelona del futuro. En primer lugar, siempre es de agradecer que los próximos administradores de la ciudad pidan la opinión de los que nos dedicamos a la ciencia, lo que indica que poco a poco la actividad derivada de la misma va ganando peso político y social. Todavía hay mucho camino por recorrer, pero al menos no vamos hacia atrás. Dejadme que os resuma en unas pocas líneas un borrador de las posibilidades y necesidades de nuestra ciudad.

Apuesta por el conocimiento y la investigación

Barcelona es la capital de Catalunya y como tal debe ser el faro que ilumine un apuesta por el conocimiento y la investigación en el país como motor educativo, de cohesión social y económico. Pero nuestra metrópoli también debe ser generosa, y el uso de esta palabra no es producto del azar, sino que debe arrastrar el desarrollo de las ciudades, villas y pueblos de las comarcas vecinas, ya sea dentro del Barcelonès, el Baix Llobregat y el Vallès. El valor de la investigación experimental y clínica del área de Can Ruti en Badalona, con el Instituto Josep Carreras (IJC), el Instituto Guttmann, el Hospital Germans Trias i Pujol y su instituto de investigación o el IrsiCaixa; el área de Bellvitge en L'Hospitalet y su Feria; la apuesta de Sant Boi de Llobregat como clúster biosanitario en salud mental; de Castelldefels, con el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) y de Cerdanyola del Vallès, con el Sincrotrón ALBA deben continuar siendo estimuladas y ayudadas desde el Ayuntamiento de Barcelona, haciéndolas partícipes de proyectos de futuro comunes. Del imprescindible equilibrio territorial con otras partes del país, ya he hablado otras veces y hoy no insistiré.

Financiación congelada en el tiempo

¿Cómo queremos que sea la Barcelona de la próxima década y qué necesita para convertirse en un polo más importante de investigación e innovación? La respuesta primera y la más cierta es que necesita dinero. La infrafinanciación de la investigación es la verdadera hoja perenne. La que siempre queda en el árbol del presupuesto y nunca llega al suelo del resto de los mortales. Congelada en el tiempo como aquellas sobras de la cena de Navidad. Ante el incremento de las críticas al monocultivo del turismo como único motor financiero de la ciudad tenemos que ofrecer alternativas, y la búsqueda de excelencia y su transferencia tecnológica es una de ellas. Para ello debemos disponer de nuevos espacios para desarrollar estas líneas y el área del Besòs y Sant Adrià, así como la Zona Franca, parecen zonas prometedoras. Pero debemos hacer atractiva la ciudad también para profesionales extranjeros de prestigio para que puedan instalarse, facilitando alquileres asequibles para los investigadores jóvenes y reforzando el inglés en la escuela para sus hijos. Tenemos que conseguir además ofrecer un entorno agradablereduciendo el nivel de contaminación atmosférica de la ciudad. Si queremos competir con Amsterdam, Zurich o Copenhague tenemos que poner los recursos y las medidas legislativas (compra pública innovadora) y fiscales (desgravaciones y ley del mecenazgo) para conseguirlo. Tenemos que volver a reformular barrios como el 22@ para que se conviertan en núcleos de emprendedores y de 'start-ups' tecnológicas aún mejores. Nuestras buenísimas escuelas de negocios deben fomentar la formación de profesionales del más alto nivel que sean capaces de generar riqueza económica para todos con la industria y el mundo empresarial a partir del buen nivel académico de nuestros investigadores; y las universidades deben implicarse más con la ciudad para reforzar su papel clave en el ascensor social.

Necesitamos retos para Barcelona. Decidir qué queremos ser. Si favorecer eventos magníficos como el Congreso de Telefonía Móvil o el desarrollo de la tecnología del 5G que nos posicionan en el mundo; o queremos ser presa fácil de los especuladores económicos. Si queremos ser una San Diego con buen clima, llena de congresos mundiales y con universidades y centros de investigación (Salk Institute, University California San Diego, Scripps Research Institute, J. Craig Venter Institute ...) y biotecnología (Illumina, Abcam, Amgen, Bio-Rad ..) excepcionales o el Chicago de la época de los gánsteres. En este sentido, muchos creemos en nuestro talento local, pero también con todavía una mayor apertura de Barcelona al mundo y su máxima internacionalización. En una ciudad que desde su compromiso social crece creyendo en la meritocracia. Me diréis que es caro invertir en esta Barcelona del futuro. Os diré que es mucho más caro no hacerlo.