La clave

Felones, traidores y rufianes

Pérez-Reverte emerge como el verdadero relator de un tiempo en el que los políticos prefieren batirse en duelo que buscar soluciones

Albert Rivera, Pablo Casado y Santiago Abascal

Albert Rivera, Pablo Casado y Santiago Abascal

Enric Hernàndez

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El parlamentarismo español (y catalán) de las últimas décadas no ha brillado particularmente por su verbo versallesco, ni por la sorna elegante y descarnada que frasea la política británica. No, para algunos de nuestros líderes las palabras no son dagas aceradas de lacerantes argumentos, sino herrumbrosas motosierras empapadas de sangre del adversario.

Vano intento el del hermeneuta monclovita que buceó en el diccionario de sinónimos en busca de una palabra huera que contentara al Govern independentista sin irritar a la patriótica grey: coordinador, mediador, notario, facilitador... y así, hasta llegar a “relator”.

Relator de un diálogo entre partidos catalanes aún huérfano de relato, pues no se atisba el punto de fuga en que puedan converger el derecho a la autodeterminación de unos y la defensa de la Constitución de los otros. Ahora bien, la pugna que hace un año se dirimía mediante querellas criminales y autos de prisión se sustancia hoy en disquisiciones terminológicas. Algo hemos avanzado.

La diplomacia, concebida como vacuna de los conflictos, precisa de la ambigüedad polisémica para acercar posturas antagónicas. Pero tal sutileza demanda complicidad y discreción recíprocas, una quimera del todo inalcanzable bajo el imperio de Twitter y la dictadura del dúplex televisivo.

El miércoles, mientras unos hojeaban diccionarios para salvar el pescuezo, otros llamaban a tomar las calles para derrocar al presidente “ilegítimo y felón”, al “okupa” de la Moncloa, al “traidor” de la patria. Cuando Vox quiso proferir sus propios improperios, PP y Cs ya habían agotado las existencias. En la plaza Colón de Madrid, bajo la inmensa rojigualda que izó José María Aznar, Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal batallarán el domingo por erigirse en el Juan Guaidó español frente al ‘maduro’ Pedro Sánchez.

Dialogar, de cobardes

Felones, traidores, rufianes... El novelista Arturo Pérez-Reverte emerge como el verdadero relator de este tiempo de ruido y furia, en el que demasiados políticos, convencidos de que dialogar es de cobardes, prefieren batirse en duelo que buscar soluciones.