Un laberinto de libros

Hace unos días salió en las noticias la librería Westsider, de Nueva York, donde hace años compré un ejemplar de los buenos cuentos de Gina Berriault ('Women in their beds'). La Westsider es una librería de segunda mano, con los títulos bien elegidos, y un buen día anunciaron que cerrarían a finales de febrero. El motivo era económico y, en cuanto se supo, un grupo de clientes y vecinos del barrio hicieron una colecta por internet para conseguir los 50.000 dólares que hacían falta. Ahora, pues, la Westsider ya no cerrará. Qué suerte. Cuando pienso en la tienda, me viene a la memoria la sensación de explorar un local apretado, de dos pisos, con los peldaños de la escalera repletos de libros, pasillos estrechos y los espacios aprovechados al máximo.

La librería barcelonesa Books Factory causa la misma impresión que la neoyorquina y rescatada Westsider

Es, a su manera, la misma impresión que uno puede tener en Barcelona cuando visita Books Factory, la librería de lance que estaba en la calle Secretari Coloma y desde hace unos meses se ha trasladado a Alcalde de Móstoles. Sin perder el aire de bazar, el nuevo local les ha permitido ordenar mejor un catálogo muy diverso, y así poner a la vista todos los títulos que guardaban en el almacén. Ahora la nueva librería tiene tres plantas -una de ellas todavía no está visible, con miles de cajas para abrir- y más estantes que acentúan su aspecto laberíntico y al tiempo industrial.

"Es imposible no encontrar algo que te guste", dice Mercè Gil, la librera, y la verdad es que lo pone fácil. Los autores de más salida tienen estante propio, de Marsé a Monzó, de Delibes a Pedrolo, pero también hay asociaciones curiosas: Javier Tomeo comparte repisa con Jerzy Kosinsky y Peter Ustinov. Además de secciones clásicas como las de novela negra, historia o cómic, en los márgenes de la literatura cabe todo: ovnis, aves canoras, grafología, sueños y una enigmática "piedras que curan". En la sección de libros de arte, una nota dice: "Tengo más, pregunta". Es ley de vida: todos los libros quieren una segunda oportunidad. Durante mi última visita, por ejemplo, me llevé dos trofeos de Bruce Chatwin, hoy en día un autor poco recordado: '¿Qué hago yo aquí?' y 'El virrey de Ouidah'. El explorador explorado.