Pequeño observatorio

No existe el modelo de tropezar

Alguna vez he intentado utilizar un bastón, pero cuando lo probé tropezaba con la pierna y parecía un espectáculo ridículo

Un jubilado contempla el mar desde un pueblo de la Costa Brava.

Un jubilado contempla el mar desde un pueblo de la Costa Brava. / periodico

Josep Maria Espinàs

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La literatura, en verso y en prosa, ha producido una larga serie de elogios a la diversidad del ser humano. Ojos diferentes, sonrisas diferentes... Pero no conozco ningún poema dedicado a los pies. Es evidente que los pies son unos "instrumentos" físicos que han conseguido raramente entrar en el ámbito de la belleza. Los pies y las piernas han ido más allá, se han impuesto por la utilidad. Y, naturalmente, ha aparecido la estética.

Ahora se tiene en cuenta la elegancia de unas piernas, e incluso un posible potencial de erotismo. Hay quien domina perfectamente un sugestivo "juego de piernas". Naturalmente, continúan existiendo las "piernas-columnas", que garantizan una buena solidez, un soporte para el cuerpo.

Los jóvenes avanzan con absoluta confianza cuando andan, mientras que los más mayores disponen de la ayuda de un bastón, que les hace la función de una tercera pierna. Que yo sepa, los animales no necesitan adoptar un tercer apoyo, confían en los que les ha proporcionado la naturaleza: dos, cuatro, cien.

Cuando yo hacía caminatas por territorios rurales, quizá me habría ido bien disponer de una pierna de reserva y quizá también, de esta manera, hubiera disminuido la fatiga. Ahora que ya soy tan viejo, algunos amigos me dicen: "Cuando sales de casa y vas a caminar, ¿no te iría bien llevar contigo un bastón? Seguro que caminarás mucho más seguro". Me insistían tanto que un día decidí probarlo, pero resulta que con el bastón me tropezaba con la pierna. Debía parecer un espectáculo ridículo. 

Siempre me ha gustado la etimología, y ahora me ha venido a la memoria la palabra 'bastonazo', un castigo violento, y los bastones que llevan los Papas y los generales. Los suyos son bastones de lujo y símbolos de autoridad.  Me gustan más los bastoncitos que en algunos cafés acompañaban las bebidas para poderlas remover.