La clave

Examen de conciencia

El documental de Netflix retrata el escándalo de los abusos sexuales a menores en colegios religiosos, en el que la Generalitat se lava las manos

Confesión 8Joaquim Benítez, durante la entrevista con EL PERIÓDICO, en febrero del 2017.

Confesión 8Joaquim Benítez, durante la entrevista con EL PERIÓDICO, en febrero del 2017. / JOSEP GARCIA

Enric Hernàndez

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Netflix acaba de estrenar el documental ‘Examen de conciencia’, dirigido por el cineasta Albert SoléAlbert SoléLa serie retrata en tres capítulos el ‘modus operandi’ de los pederastas que, bajo el manto protector de distintas órdenes religiosas, han abusado sexualmente durante décadas de quién sabe cuántos menores. Estremece el testimonio de las víctimas que, pese a las graves secuelas padecidas, siendo ya adultos se han atrevido a exorcizar sus fantasmas y romper el muro del silencio. 

El trabajo amplía el foco a partir de las profusas investigaciones de los abusos en los colegios de los Maristas, desarrolladas en EL PERIÓDICO por el periodista Guillem Sànchez junto a Jesús G. Albalat y María Jesús Ibáñez. Gracias a la rápida prescripción de estos delitos en España -que el Gobierno quiere ampliar-, de la docena de docentes denunciados por decenas de víctimas solo uno, el confeso Joaquim Benítez, acabará en el banquillo de los acusados.

El documental de Solé no solo confirma que las pautas de conducta de todos los depredadores sexuales son comunes, sino que también son análogas las estrategias de encubrimiento de las organizaciones a las que pertenecen: evitar las denuncias ante la justicia ordinaria, relativizar los pecados del pederasta y, en caso de reincidencia, trasladarlo a otro centro docente, ya sea en España o en Latinoamérica, con plena libertad para persistir en sus atrocidades sobre menores inocentes. Queda confirmada, por lo demás, la indolencia del Vaticano ante este escándalo de alcance mundial. "La Iglesia es la mayor empleadora de violadores de niños", resume el activista y víctima Peter Saunders.

Colegios subvencionados

Capítulo aparte merece la actitud de las autoridades civiles. Ahora sabemos que también en Montserrat se ocultaron los abusos de un monje ya fallecido. Pero la Generalitat no ha dicho esta boca es mía, como tampoco lo hizo en el caso de los Maristas: arrastró los pies para personarse en la causa judicial y ni siquiera pide cuentas a sus colegios concertados, que subvenciona con el dinero de todos. El ‘president’ y los socios del Govern también deberían hacer examen de conciencia.