al cierre

Y en los interiores, Arthur y De Jong

El Barça puede conformar a partir de la temporada que viene un centro del campo al que resulte casi imposible quitarle el balón

Messi, Iniesta y Xavi.

Messi, Iniesta y Xavi. / periodico

Axel Torres

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En poco más de medio año, el Barcelona ha firmado a dos de los centrocampistas emergentes más adaptables a su estilo asociativo que había en el panorama mundial. Aunque habrá sectores que critiquen que estas apuestas se hagan gastando mucho dinero en futbolistas foráneos y no se dé la oportunidad a productos formados en la propia cantera –no parece nada claro que asome la cabeza nadie que realmente pueda llegar al nivel que se intuye que alcanzarán estas dos incorporaciones en su plenitud-, lo que sí ha reafirmado con estos movimientos la dirección deportiva azulgrana es su voluntad de dar continuidad a un estilo cuya pervivencia se había puesto en duda tras las salidas de Xavi Iniesta.

Y esas dos, las posiciones de Xavi e Iniesta, son las que podrían ocupar Arthur Melo y Frenkie De Jong en el centro del campo de futuro del Barça. Aunque al neerlandés se le esté presentando como el relevo a largo plazo de Sergio Busquets, parece complicado que, al menos de manera inmediata, pueda ocupar la posición de medio centro en el conjunto azulgrana. Ya comentamos en un artículo anterior que, pese a haber actuado como central o como pivote en el Ajax, sus características dificultan que desempeñe ese rol en el fútbol español. A De Jong le gusta mucho regatear y conducir –incluso ha declarado que no piensa renunciar a ello-, algo poco compatible con la sencillez y la distribución a pocos toques que se les suele pedir a los centrocampistas que juegan justo por delante de la defensa en el Barcelona. Frenkie es puro nervio, es dinámico y asume riesgos, por lo que es más sencillo imaginárselo como el más adelantado de los tres centrocampistas que como el más retrasado. Y aunque nunca se puede descartar que se recicle –Rakitic lo ha hecho-, no parece una buena idea cortarle las alas e impedir que saque a relucir una de sus mayores virtudes: el cambio de ritmo en conducción.

Se podría argumentar que a un centro del campo formado por Busquets, Arthur y De Jong quizá le faltaría algo de profundidad, pero en realidad cabe esperar que el brasileño dé un paso hacia adelante en este sentido y empiece a ofrecer pronto su versión de Gremio, aquella con la que deslumbraba gracias a sus pases al espacio que generaban ocasiones claras de gol para sus compañeros. Y aunque a De Jong le guste tanto bajar a recibir entre centrales para trasladar el balón de campo a campo, si compartiera línea con Busquets y Arthur no sería tan necesario que lo hiciera, logrando de este modo que sus conducciones se dieran más allá de la línea medular, donde su verticalidad conllevaría menos riesgos y además agregaría ese punto de agresividad con la pelota para convertirse en una tercera amenaza de desequilibrio en tres cuartos junto a Messi y Dembélé.

El equipo de Valverde ha sufrido esta temporada ante rivales que le han ido a presionar arriba. ¿Se iban a atrever tanto a apretarle en la salida si todos sus centrocampistas tuvieran tanta seguridad con la pelota e incluso poseyeran la capacidad de eliminar adversarios? Lo comprobaremos la temporada que viene. Al Barça será mucho más difícil quitarle el balón.