¿Unidad?
El objetivo no es ni Colau ni Valls; los posconvergentes inician la misma estrategia de desgaste contra ERC de las últimas campañas
Andreu Pujol Mas
Historiador
Andreu Pujol Mas
Como ya comenté en mi último artículo en estas páginas, a medida que se acerquen las elecciones municipales y europeas de la primavera, más van a crecer las tensiones entre los socios del Gobierno catalán. Si la última vez hablábamos de una campaña nada improvisada para repescar el debate público sobre la investidura de Carles Puigdemont, ahora el motivo de fricción es el recurso de amparo presentado por sus abogados ante el TC, que pone en el punto de mira la institución parlamentaria.
Viendo que esta decisión estaba generando más animadversión que reacciones positivas, algunos representantes de su espacio político y opinadores afines se apresuraron a especificar que se trataba de un tecnicismo necesario para poder recurrir a la justicia internacional. Claro que, en caso de ser un puro trámite sin ninguna carga política, habría sido mucho más fácil pactar entre todas las partes la escenificación y se podría haber evitado la polémica y la imagen de desbarajuste. También debería haberse reflexionado sobre la incoherencia de ir insistiendo en que "el Parlament es soberano" y, al mismo tiempo realizar una maniobra que demuestra que, desgraciadamente, todavía no lo es.
Mientras, el panorama electoral en Barcelona parece que se va aclarando poco a poco. Joaquim Forn ha anunciado su voluntad de encabezar la lista posconvergente para la capital
catalana y podría ser que esto provocara cambios en el Gobierno de la Generalitat, teniendo en cuenta que Elsa Artadi tiene muchos números de ser su número dos. El Ayuntamiento de Barcelona
resultaría un refugio, con sus legislaturas de cuatro años, ante las convulsiones que pueda tener la administración catalana. De momento, tanto Artadi como Joaquim Forn, han dejado entrever
cual será la línea de su campaña: él ha explicitado que está dispuesto a dar un paso al lado si se hace una candidatura unitaria del independentismo y ella ha exigido públicamente a Forn y
Ernest Maragall que hagan una lista conjunta. El objetivo a abatir, pues, no es ni Ada Colau ni Manuel Valls, sino que inician la misma estrategia de desgaste contra ERC que llevan ejecutando campaña tras campaña desde, como mínimo, el 2014.
Batalla entre familias
Recetar unidad a los demás sí, pero internamente todo está por resolver. No sabemos todavía qué papel jugará aquí el 'exconseller' Ferran Mascarell, promotor de la Crida Nacional, que continúa reivindicándose como un candidato a la alcaldía que rompe "con los partidos de siempre" a pesar de tener una larga trayectoria en estos mismos partidos. Una Crida que este fin de semana celebra su congreso constituyente como partido político entre polémicas: un plazo extremadamente breve para presentar listas a su órgano de dirección y ninguna indicación en el reglamento sobre cómo presentarlas. Pues bien, milagrosamente han aparecido dos candidaturas que han explicitado que buscan "complementarse" entre ellas. En la batalla entre las varias familias posconvergentes todavía está por ver si hay unidad o no, aunque seguro que terminan por entenderse de una forma u otra.
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