LA COBERTURA DEL RESCATE DE JULEN

El pozo te mira a ti

Las audiencias televisivas del rescate de Julen están siendo incomparables a cualquier otra historia morbosa anterior

Muestras de apoyo a Julen y a su familia

Muestras de apoyo a Julen y a su familia / periodico

Juan Soto Ivars

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Me había propuesto no escribir sobre la historia del niño, el pozo y los buitres carroñeros de la prensa basura. Había intentado mantenerme alejado de la televisión, pero he caído una y otra vez en los maratones especiales. Hoy a la hora del vermú he ido a parar a un bar donde Ana Rosa miraba fijamente a cámara con una expresión en la que la compasión era una capa gruesa de maquillaje aplicada sobre la avidez. La tía abuela del niño lloraba en conexión telefónica y comunicaba que una reportera llamada Noelia era ya como parte de la familia. Ana Rosa le explicaba que tiene que estar agradecida y maravillada por toda esa gente que trabaja para rescatar al niño, y la animaba a no perder la esperanza.

La esperanza es un veneno que brota de las peores noticias del rescate. La esperanza no quiere consolar, sino mantener pegada a la audiencia al televisor. Los carroñeros usan esta palabra verde como una droga hipnotizadora. Se llenan la boca de esperanza para justificar su interés morboso y constante en una desgracia. Esta historia no precisaba lágrimas de familiares ni la pestilente esperanza, sino una honestidad periodística muy cara y escasa, cuyo precio era perder audiencia. En los últimos días, a medida que los medios serios hablan de “recuperar el cuerpo”, los medios basura multiplican su dosis de esperanza. Atentos a la pantalla. Cuatro metros, tres metros, dos metros.

En 'El gran carnaval' ('Ace in the hole') de Billy Wilder, un minero queda atrapado en un agujero y se convierte en el protagonista de un pandemónium mediático en el que Kirk Douglas, que hace de reportero, es el rey de la inmundicia. Alrededor del pozo se levanta un circo con periodistas, misioneros y domingueros que siguen el rescate como el culebrón de la semana y se demuestran unos a otros su humanidad con palabras melífluas y falsas miradas de desamparo. La tensión radica en el hecho de que, cuanto antes lo saquen, antes terminará el lucrativo espectáculo. De manera que no hay nadie menos interesado en el desenlace que el reportero. Billy Wilder hubiera acertado hoy.

Morbosa espera

Las audiencias están siendo incomparables a cualquier otra historia morbosa en el caso del niño. En todos los digitales, incluso los que cuentan lo esencial sin recrearse en la morbosa espera de los familiares, las noticias sobre el niño están día tras día entre lo más leído. Algo nos empuja a seguir las labores de rescate y yo me pregunto si es simple morbo o algo diferente y fascinador. En Alicia en el país de las maravillas la niña también cae a un profundo agujero y va a parar a un mundo irreal. La idea del agujero en la tierra tiene además algo de uterino, de universal porque comunica dos mundos, el de la luz y el de la oscuridad, el de la vida y el de la muerte.

Pero Nietzsche escribió que el que lucha con monstruos debe tener cuidado para no convertirse en uno, y que cuando miramos al abismo es él quien está mirando dentro de nosotros. Me pregunto qué estará viendo ese pozo cuando nos asomamos. Me pregunto si le satisfará.