Análisis

España, la economía y las municipales en Barcelona

Ada Colau, durante el pleno municipal, este viernes.

Ada Colau, durante el pleno municipal, este viernes. / NAZARET ROMERO

Jordi Alberich

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Las próximas municipales se consideran muy determinantes para el futuro de Barcelona pues, en pocos años, se ha transitado de una sorprendente autocomplacencia a un pesimismo generalizado. La responsabilidad será de Ada Colau, del procés, de Madrid, o de esos males extendidos por todo el mundo occidental. En cualquier caso, el debate electoral va a adquirir gran intensidad en cuestiones como la vivienda, la pobreza, la seguridad, el turismo, el modelo económico, o la relación con España. Querría referirme a estas dos últimas.

España estará muy presente en un debate en que las posiciones de unos y otros ante el procés, se convertirán en un argumento central para la captación del voto. Como también lo estará una economía cargada de lecturas contradictorias, la de aquellos que consideran que goza de una posición privilegiada, frente a quienes perciben que ésta se ha deteriorado de manera notable. Éstos estiman que, de hace tiempo, la ciudad viene padeciendo de una pérdida de empuje que se ha acelerado, y evidenciado, en estos años de procés. En cualquier caso, lo más relevante, y donde podemos alcanzar un consenso generalizado, es que, aún en el peor de los escenarios, Barcelona cuenta con activos suficientes para consolidarse como una ciudad de referencia.

Todo señala que un factor determinante para el progreso económico de un territorio, es su capacidad por atraer a las personas más preparadas y ambiciosas. Aquellas a las que, en un mundo tan abierto, les cuesta muy poco mudarse a otra ciudad. Profesionales a la búsqueda de urbes abiertas, dinámicas, acogedoras y cohesionadas. Se hace difícil encontrar otra ciudad que, como Barcelona, incorpore estos atributos.

En este contexto, me pregunto porqué no abordamos las cuestiones de España y la economía barcelonesa desde una perspectiva complementaria. Aquella que parte por recordar que uno de los elementos más determinantes en el desarrollo de Barcelona, ha sido su capacidad por atraer personas que, provenientes de toda España, decidieron arraigarse en la ciudad. El tejido productivo está repleto de empresarios nacidos fuera de Catalunya, de la misma manera que ciudadanos no catalanes también han enriquecido la vida cultural, social, o académica barcelonesa.

Durante décadas, Barcelona asumió una cierta bicapitalidad de España, como referencia primera en muchos ámbitos y destacando, precisamente, en su capacidad por atraer a las personas más emprendedoras. Una dinámica a la que no debemos renunciar, y que no podemos suplir esperando que las generaciones del Erasmus arraiguen en Barcelona. A una persona proveniente de Amsterdam o Copenhague, le resultará más difícil echar raíces que a una de Zaragoza o Sevilla. Y, aunque algunos no lo entiendan, un aragonés o andaluz no es menos capaz que un holandés o danés. Barcelona está perfectamente a tiempo para consolidarse como una referencia para personas dinámicas y emprendedoras. Provenientes de todo el mundo, sin duda. Pero, ¿por qué renunciar a España?