'Justicia de género'

No es feminista todo lo que reluce

Tras saber que las camisetas de las Spice Girls están hechas en Bangladés por trabajadoras explotadas, está claro que la conciencia social feminista no está asociada al sexo de quien la reclama

Spice Girls

Spice Girls / periodico

Carmen Domingo

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No descubro la sopa de ajo si digo que ser feminista está de moda. Las películas y libros con contenido feminista funcionan, las series dirigidas y protagonizadas por mujeres son de lo más 'cool', Theresa May pasea su feminismo llevando una pulsera con la cara de Frida KhaloTamara Falcó defiende el feminismo que le ha enseñado su madre, Isabel Presley, en casa, y hasta una banquera como Ana Botín presume de que es feminista desde siempre, claro que lo hace poco antes de presentar su fondo de inversión por la igualdad de género, pero eso es otro cantar.

Llegan nuevos tiempos.

Si hasta hace poco ser feminista era casi un insulto, ahora vende bien serlo y no podemos perder la oportunidad ⎯comercial, se entiende⎯ de declararnos como tal para hacer unas monedillas. Así lo han entendido las Spice Girls ⎯pocos grupos menos feministas que ellas, pero eso qué más da⎯, y en su enésimo regreso a los escenarios, han creado unas camisetas… solidarias y feministas ⎯no podía ser tampoco de otra manera⎯ en las que se puede leer "Justicia de género".

Hasta aquí todo bien.

Yo, sin querer ser mal pensada, no quise preguntarme si en su feminismo cabían las Kelis, las desahuciadas, las amas de casa forzosas, las víctimas de violencia machista, o las pensionistas y por el contrario me alegré de su demanda, sin pararme a pensar que quizá 'las chicas picantes' son tan feministas como las camisetas de Dior, solo aptas para las que pueden pagar 200 euros por un trozo de tela estampada con una frase de Chimamanda Ngozi. Rectificar es de sabios, pensé, y, aunque hace 20 años no estuvieran para reivindicaciones, ahora parecía que habían madurado y lanzado ese eslogan porque algo habrían leído sobre feminismo y comprendían la importancia de visibilizar a la mujer.

Vana ilusión.

Poco hemos tardado en saber que sus camisetas están fabricadas en Bangladés, por trabajadoras que cobran 39 céntimos la hora, trabajan 16 horas al día y son sometidas a tratos vejatorios e insultos en el trabajo.

Está claro que la conciencia social feminista no está asociada al género de quien la reclama.