El pacto de Andalucía

O todos moros o todos cristianos

La gran contradicción de Vox es luchar contra el feminismo, a pesar de ser un valor occidental, y a la vez reprocharle a los musulmanes su machismo

Ilustración opinión 22-1-2019 . Texto de Najat El Hachmi

Ilustración opinión 22-1-2019 . Texto de Najat El Hachmi / periodico

Najat El Hachmi

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El texto de 37 medidas acordado por el PPCiudadanos y Vox para formar gobierno en Andalucía formar gobierno en Andalucíaestá redactado a la manera de los textos sagrados, con la suficiente ambigüedad como para que personas de colores políticos muy distintos se puedan sentir identificadas. ¿Quién no podría estar de acuerdo con el primer punto, el que dice que el principal objetivo del nuevo gobierno será la creación de empleo? O el segundo, que establece luchar contra la corrupción. Pero como pasa con las fuentes religiosas, no basta la simple lectura, habrá que interpretar qué significan en realidad cada una de las propuestas y descubrir qué ocultan. Lo que tampoco se explica es cómo van a llevar a cabo algunas medidas, ciertamente ambiciosas, teniendo en cuenta que estamos ante un gobierno autonómico en una economía globalizada (un gobierno autonómico, hay que recordar, que Vox quiere eliminar). En algunos casos parece más una lista de deseos, una carta a los Reyes, que una lista seria de políticas a ejecutar. Es decir, que parece más un programa electoral que una acuerdo de gobierno. Algo a lo que estamos acostumbrados.

Las contradicciones de Vox en su relación con la religión

A lo que no estamos habituados y ya podemos ir haciéndonos a la idea de que será parte del debate público a partir de ahora es al hecho de decir una cosa y la contraria y quedarse tan anchos (de nuevo parecido a los dogmas religiosos). Es una característica de la extrema derecha y los populismos, la facilidad con la que se cargan las más elementales leyes de la lógica universal, el modo en que se saltan olímpicamente las normas a la hora de argumentar.

Pero si hay un punto en el que las contradicciones de Vox son flagrantes es en su relación con la religión. Si las mujeres hemos salido a manifestarnos contra su entrada en Andalucíamujeres hemos salido a manifestarnos no es porque no respetemos a los votantes que han depositado su confianza en este partido sino porque sus postulados son peligrosos para el orden democrático mismo. No es cualquier cosa mentir, manipular y saltarse la lógica, no es solamente un problema de formas, es que la normalización de este modo de hacer política puede socavar el Estado de derecho en el que vivimos. Han saltado del acuerdo las voluntades más extremas de Vox como la de abolir la ley contra la violencia de géneroabolir la ley contra la violencia de género pero otros puntos del programa resultan ciertamente preocupantes por la injerencia que pueden suponer, de nuevo, del poder religioso en el poder político.

Hay que recordar que este es uno de los fundamentos del Estado de derecho, que las creencias particulares de cada cual no se inmiscuyan en la cosa pública, que por encima de todo prevalezca el orden ciudadano. Esta cuestión elemental habrá que recordarla a menudo a partir de ahora, más que nunca. Y habrá que hacerlo, porque democracia quiere decir precisamente que tenemos que ser tratados por igual independientemente de cuál sea nuestra confesión. Aquí el dicho es más pertinente que nunca: “O todos moros o todos cristianos”.

Es una debilidad de la democracia española la ambivalencia de su relación con la Iglesia y el hecho de que no haya apostado de forma clara por un laicismo de orden ilustrado. No podemos escandalizarnos por la demanda de más religión musulmana cuando no hemos tenido la valentía de separar del todo Estado y catolicismo.

Inmigración respetuosa con la cultura occidental

El punto 13 del acuerdo del tripartito de derechas, por ejemplo, dice que se garantizará la libertad educativa y el derecho de los padres a escoger el modelo que deseen para sus hijos, algo que podríamos compartir, pero en el 15 aboga por garantizar la coexistencia entre educación pública, privada, concertada y diferenciada. Es decir, aquellas escuelas que segregan por sexos y también, como ya pasa, los centros religiosos concertados. Es un punto pensado para familias cristianas, pero ¿qué pasaría si fueran fundamentalistas islámicos, los mismos que en el punto 29 del acuerdo dicen que van a combatir, quienes pretendan, en base a su libertad educativa, llevar a sus hijos a una escuela basada en los postulados del islam más riguroso? Si hay que interpretar esta propuesta en base a los discursos de Vox es evidente que no lo permitirían porque en el punto 28, en el que habla de la inmigración ordenada (será en fila india) se especifica que esta tiene que ser respetuosa con nuestra cultura occidental. Y de nuevo, ¿que querrá decir “nuestra cultura occidental”? Tan occidental es Abascal como Teresa Rodríguez, las procesiones de Semana Santa que quieren proteger como las del coño insumiso que persiguen. Esta es la gran contradicción de Vox: luchar contra el feminismo, a pesar de ser un valor occidental, y a la vez reprocharle al moro su machismo.